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Javier García Isac
OPINIÓN

Zapatero, la Agenda 2030 y la gran mentira global

La opinión de Javier García Isac de hoy, miércoles 23 de abril de 2025


José Luis Rodríguez Zapatero, el hombre que abrió las puertas del infierno político en España, vuelve a escena con su habitual arrogancia y su pose de “líder moral”. Esta vez, para cargar contra Vox por atreverse a decir lo que muchos españoles piensan en voz baja: que la Agenda 2030 debe ser tirada a la basura. Según el expresidente socialista, semejante afirmación es “una barbaridad”. Para Zapatero, la Agenda 2030 no sólo es intocable, sino que representa una suerte de dogma sagrado porque, según él, “ha sido votada por 196 países”.

Permítanme empezar desmontando esta colosal mentira: la Agenda 2030 no ha sido votada por nadie. Nadie, absolutamente nadie, ha depositado una papeleta para decir si estaba o no de acuerdo con este plan supranacional. Fue firmada en 2015 por gobiernos entregados a las élites globalistas, no por los pueblos libres del mundo. Y, en el caso concreto de España, fue Mariano Rajoy —no Zapatero— quien nos metió por la puerta de atrás en esta trampa envenenada. El PP que tanto presume de patriotismo, también tiene sus pecados originales que conviene recordar.

Zapatero, como siempre, actúa de vocero de intereses ajenos a los de la nación española. Nos habla de la Agenda 2030 como si fuera un evangelio. Pero tras los coloridos iconos de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), lo que se oculta es una maquinaria de ingeniería social diseñada para destruir nuestra identidad, nuestra soberanía y nuestra libertad. La Agenda 2030 no busca acabar con la pobreza, sino con los pobres. No persigue el desarrollo sostenible, sino el control poblacional, la destrucción de la familia y la imposición de una nueva religión globalista.

Cuando Zapatero dice que es una barbaridad oponerse a esta agenda, lo que en realidad está diciendo es que es una barbaridad defender la libertad de los pueblos. Es una barbaridad no aceptar el aborto como derecho humano. Es una barbaridad no querer que se adoctrine a nuestros hijos en ideología de género desde los tres años. Es una barbaridad no querer que España sea una colonia de intereses foráneos.

¿Y quién impone esta agenda? ¿Quién la financia? ¿Quién se beneficia? La respuesta es clara: las élites económicas, tecnocráticas y políticas que aspiran a un mundo sin fronteras, sin Dios, sin patria y sin tradición. Un mundo donde el ser humano será un simple dato en un servidor, un número más en un sistema donde el Estado no te protege, sino que te vigila. Para esta nueva religión laica, salvar el planeta significa acabar con la natalidad, imponer la eutanasia, dinamitar la soberanía alimentaria y energética, y convertir a los ciudadanos en esclavos agradecidos.

El propio Zapatero, que ahora se nos presenta como gran defensor de la humanidad, ha sido un agente de la disolución nacional, un colaborador necesario de los regímenes más oscuros de Iberoamérica, un defensor de dictaduras como la venezolana y un promotor de la legalización de herederos del terrorismo. ¿Qué autoridad moral tiene este personaje para decirnos qué es una barbaridad y qué no?

La Agenda 2030 representa una amenaza directa para las naciones, para nuestras tradiciones, nuestras libertades, nuestras creencias y nuestros derechos más fundamentales. No es casualidad que haya sido abrazada tanto por el PSOE de Sánchez como por los nuevos comunistas con corbata del progresismo global. Su objetivo es crear un nuevo orden mundial basado en el miedo, la culpa y el control absoluto.

Y en ese modelo, España sobra. Nuestra historia, nuestras raíces cristianas, nuestra cultura, nuestro sentido del honor y de la familia... todo eso estorba. Por eso se reescribe la historia, se manipula a los niños, se subvenciona el relato oficial y se persigue toda disidencia.

Frente a esto, Vox ha sido el único partido que ha tenido el valor de decir lo que hay que decir: que la Agenda 2030 no puede ser reformada, debe ser abolida. No se trata de matices ni de reinterpretaciones: se trata de una enmienda a la totalidad. España no necesita más sumisión globalista. España necesita soberanía.

Mientras Zapatero siga defendiendo esta agenda maldita con su habitual tono mesiánico, los patriotas tendremos la obligación de desenmascarar la farsa. Porque, al final, esto no va de ecología ni de justicia social. Va de control. Va de poder. Va de sometimiento. Y los españoles tenemos la obligación moral de resistir.

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