La Guerra Horizontal
Por Onvre Deconstruido
¿Cómo es posible que el Gobierno de Sánchez actúe, en tantas ocasiones, como si estuviera en la oposición? ¿Cómo pueden manifestarse de la mano de UGT y CCOO por problemas que no solo no han resuelto, sino que han empeorado bajo su gestión? ¡Como si no hubieran estado gobernando durante los últimos 7 años! ¡Como si el PSOE no hubiera gobernado casi 30 de los últimos 50 años!
La respuesta es algo que todos sabemos pero que a veces no tenemos presente… porque toma diferentes formas… porque no le hemos puesto nombre y apellido.
LA GUERRA HORIZONTAL
Nuestro Sancheuscu particular ha aprendido bien la lección del original: en ningún caso se debe permitir que el pueblo practique la guerra vertical, porque los cabrones ¡se unen! Y en defensa propia y de sus intereses, van a por el tirano y cuidadito… que se lo cargan.
Para evitar esto, todas las consecuencias inherentes a vivir bajo la bota socialista se deben reconducir horizontalmente. El principio es fácil: mientras se maten entre ellos, no irán a por nosotros. Mientras el populacho se arranca la piel a tiras, yo, la élite que de hecho los oprime, tengo vía libre…
Reconducir horizontalmente el tema de la vivienda es un juego de niños; solo hay que transformar el problema en una batalla entre propietarios e inquilinos… chupao.
Y si queremos presumir de preocuparnos por los problemas de los currantes, eso que Yoli, alias “Fundy Baby Voice”, llama “mejorar la vida de la gente”, podríamos levantar un poco la bota, ¿no? Podríamos, por ejemplo, bajar las cotizaciones. Pero, ay amigo… eso dirigiría las miradas verticalmente hacia los gobernantes… eso pondría en evidencia el “ordeñe” al que los habitantes de la granja, antes conocidos como ciudadanos, han sido sometidos durante tantos años.
Fíjate… es más astuto y lucrativo reconducir la cuestión horizontalmente: en lugar de aliviar la presión de la soga que asfixia a la gente, ¡es mucho más rentable aumentarla un poco más! Subamos el salario mínimo y que se maten entre ellos. Es decir, obliguemos a unos ciudadanos a pagar más dinero a otros, recaudando el Estado más impuestos en el proceso… ¡y listo!
¿Lo ves? La subida del salario mínimo es maquiavélicamente genial; es el modo de exprimir un poco más al pueblo, enfrentándolos un tantito más. Y de paso convirtiendo la jugada en un arma arrojadiza, una medalla de hojalata en el pecho de Sánchez, que lanza cada dos por tres contra la oposición. ¿Qué pasa, que no quieres que la gente gane más? Claro que quiero que la gente gane más… bastaría con robarles un poco menos, cabronazo.
Lo triste es que, ante la evidencia, Sánchez solo necesita decir “sanidad y educación” para que media España, ansiosa de imponerse a la otra media, trague sin rechistar.
La guerra horizontal de Sánchez, amigos míos, no es contra la derecha… es contra todos los españoles. Sánchez, cual Napoleón camino de Moscú, está dispuesto a sacrificar a “su” media España marchando contra la otra media… ¡y que ardan todos! No le preocupa la gente de izquierdas, y menos sus votantes. De hecho, los desprecia. ¿Cómo vas a apreciar a alguien al que mientes, engañas, robas y maltratas y a pesar de todo ello sigue ahí, arrodillado ante ti, aplaudiendo cada una de tus nuevas vueltas de “tuerka”?
¡Que no os engañen! Las francolimpiadas son las sirenas de alarma que anuncian la guerra horizontal total. Está dispuesto a romper todos los pactos no escritos, a violentar nuestra convivencia, a abrir todas las heridas, y a azuzarnos los unos contra los otros en un enfrentamiento definitivo del que solo puede salir un vencedor: ÉL. El conducator de las repúblicas federales de Nueva España: Sanchescu… Su Sanchidad.
En definitiva, Sánchez se manifiesta de la mano de los sindicatos porque descarga la responsabilidad de su gobierno en la ciudadanía, transformando sus fechorías en conflictos entre españoles. Cada golpe que recibe lo desvía cual maestro de Aikido, reconduciendo los impactos y descargando la presión sobre el pueblo. Los golpes políticos y judiciales no los absorbe él... los encauza miserablemente hacia nosotros: fango, ruido, bulos y desinformaciones. Es un maestro del arte de la guerra horizontal… ¡es que nos tiene tomada la medida de una manera! Es una realidad difícil de aceptar para muchos.
Compatriotas que votáis a la izquierda: los fastos franquistas son la guerra horizontal. El feminismo es la guerra horizontal. La inmigración descontrolada es la guerra horizontal. El clima climático es la guerra horizontal. Colectivizar a la población es la guerra horizontal. La entelequia que llaman derechos es la guerra horizontal. El asalto a RTVE es la guerra horizontal. Y la guerra horizontal, lo creáis o no, es también contra vosotros.
Son muchas las cosas malas que ha conseguido, pero si permitimos que complete el asalto a la justicia… ahí, amigos… game over. Si lo logra, hasta a los que ahora besan por donde pisa les llegará el día en el que se arrepentirán de haberlo votado alguna vez.
Sí, estamos inmersos en una batalla… y no es de la derecha contra la izquierda. Aunque algunos no quieran ser conscientes, nuestra batalla es vertical: o Sánchez o nuestras libertades… o Sánchez o el Estado de Derecho. Y esa guerra no la librará nadie por nosotros. No vendrá la justicia, no vendrán los contrapoderes, no vendrá Europa… será como en Valencia: no vendrá nadie.
Tú, yo… ¡somos nosotros! Entre Sánchez y su dictadura solo quedamos nosotros. Nosotros somos la última línea de defensa de la Nación. No hay más.
O reaccionamos hoy o pronto no habrá mucho que podamos hacer.
Onvre Deconstruido
Más noticias: