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Javier García Isac
OPINIÓN

La gota fría de Valencia: el caos autonómico y la desidia gubernamental

La opinión de Javier García Isac de hoy, martes 18 de marzo de 2025

España vuelve a ser víctima de la incompetencia de sus gobernantes. La gota fría que arrasó Valencia el pasado 29 de octubre ha puesto en evidencia, una vez más, que el modelo autonómico es un lastre para la nación y que el gobierno de Pedro Sánchez es incapaz de gestionar una crisis sin anteponer sus intereses políticos a la seguridad de los ciudadanos.

Las imágenes de calles convertidas en ríos, barrios enteros anegados y familias enteras atrapadas en sus casas no son solo consecuencia de la furia de la naturaleza, sino también de la negligencia de quienes deberían haber prevenido esta tragedia.

Un desastre anunciado y una respuesta inexistente

Desde hace días, los meteorólogos alertaban de la llegada de una gota fría extremadamente violenta. Se sabía que Valencia y otras zonas del Levante iban a sufrir precipitaciones torrenciales, pero, como es costumbre en este régimen de taifas en el que nos han sumido, nadie hizo nada.

La Generalitat Valenciana, atrapada en su propia burocracia, no activó los protocolos de emergencia a tiempo. Cuando la tragedia ya estaba en marcha y miles de valencianos se encontraban en peligro, el 112 se vio desbordado. Se habla de más de 19.000 llamadas de auxilio antes de que se emitiera una alerta oficial. ¿Cómo es posible que en un país desarrollado las autoridades reaccionen después de la catástrofe en lugar de prevenirla?

Pero si la dejadez autonómica fue evidente, la respuesta del gobierno de Pedro Sánchez fue directamente criminal. La Moncloa tardó más de 24 horas en declarar la zona catastrófica, impidiendo así que los afectados recibieran ayudas urgentes. Mientras tanto, el presidente se dedicaba a soltar sus habituales discursos vacíos sobre "solidaridad" y "compromiso con el pueblo".

El modelo autonómico, un obstáculo para la gestión de emergencias

La tragedia de Valencia no es solo un fallo puntual de un gobierno incompetente. Es la prueba palpable de que el modelo autonómico es un cáncer para España. En lugar de contar con una respuesta coordinada y centralizada ante desastres naturales, cada comunidad autónoma actúa por su cuenta, sin medios suficientes y con administraciones que se echan la culpa unas a otras mientras los ciudadanos sufren las consecuencias.

Nos han vendido que las autonomías traen cercanía y eficacia, pero la realidad es otra: despilfarro, descontrol y politización de lo que debería ser una gestión técnica y profesional. No es la primera vez que lo vemos. Ya ocurrió con la pandemia, cuando cada autonomía improvisaba medidas absurdas sin una estrategia común. Ahora, con la gota fría, hemos vuelto a presenciar el mismo espectáculo lamentable.

El precio de la ineficacia política

El resultado de esta irresponsabilidad es trágico: más de 200 muertos y miles de familias destrozadas. No son solo cifras. Son vidas que podrían haberse salvado si hubiera existido una respuesta rápida y efectiva. Pero en lugar de gobernantes, tenemos burócratas acomodados en sus poltronas, más preocupados por su agenda ideológica que por proteger a los españoles.

¿Cuánto más vamos a tolerar este desastre autonómico? ¿Cuántas tragedias más hacen falta para darnos cuenta de que este modelo no funciona? España necesita un cambio urgente. No podemos seguir en manos de una casta política que, cuando llegan las crisis, nos deja abandonados a nuestra suerte.

La gota fría de Valencia debería ser un punto de inflexión. Un recordatorio de que necesitamos un gobierno que anteponga la nación a los intereses partidistas. Pero, viendo la deriva de este país, me temo que en el próximo desastre volveremos a ver la misma historia de siempre: incompetencia, caos y una España cada vez más fragmentada y desprotegida.

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