Si quieres evitar engordar, cambia este único hábito de tus cenas: lo vas a notar
Las cenas en España pueden presentar un problema para quienes buscan perder grasa y acelerar el metabolismo
No es ningún secreto que en España tenemos unos horarios distintos a los del resto de nuestros vecinos. Publicaciones como The New York Times se han hecho eco de un hábito español que llama la atención en todo el mundo: cenar a partir de las 22:00 horas.
Todo apunta, según los últimos estudios, a que este hábito no le sienta demasiado bien al cuerpo. Esto es independiente de que cenemos alimentándonos de forma correcta y saludable, ya que el problema está más relacionado con las horas.
Cambiar este hábito en la cena puede ayudar a tu cuerpo
Varios son los estudios que han establecido que el hecho de cenar tan tarde puede contribuir a ganar kilos de más. La razón es que el metabolismo se ralentiza a la hora de dormir, algo que solemos hacer prácticamente justo después de cenar.
Desde Nutriendo, un proyecto de la Academia Española de Nutrición y Dietética, indican que los españoles cenamos más tarde que el resto de los europeos. De media, lo hacemos entre las 21:30 horas y las 22:30.
Sin embargo, recuerdan que lo ideal sería "comer en torno a las 13:30-14 horas y concentrar esa ingesta para las recetas más calóricas". Después, la cena "debería suceder hacia las 20:30 o 21:20 horas. O sea, adelantar una hora ambas ingestas".
El metabolismo funciona mejor en las mañanas
De acuerdo con los expertos, después de llevar a cabo distintas investigaciones con animales, el metabolismo funciona mejor en la mañana. Por ello, se realizó un estudio específico con adultos de entre 20 y 45 años y problemas de sobrepeso.
Para realizar este análisis, las personas seleccionadas se tuvieron que alimentar solo entre las 8 y las 14:00 horas. Fuera de ese tiempo, los investigadores comprobaron que se redujeron los atracones. Además, aumentó la grasa quemada.
Según el estudio, además, hacer este plan contribuyó a una mejor en la flexibilidad metabólica. Es decir, en la capacidad del organismo de alternar distintos sustratos energéticos según las necesidades individuales.
¿Es posible cambiar este hábito en la realidad?
A pesar de que los estudios científicos son claros, lo cierto es que existen varios que no están de acuerdo en que esto se puede llevar a cabo en la realidad.
De forma general, el problema reside en que la cena lleva intrínseco un fuerte componente social, que no solo implica alimentarse, sino también relacionarse. A esto hay que sumarle que los horarios de España harían poco posible esta práctica.
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