¿Debes comer sardinas el lata? La ciencia lo tiene claro y dice esto
Todo lo que dicen estudios científicos sobre comer regularmente sardinas en lata
La ciencia ha demostrado múltiples beneficios del consumo regular de sardinas, ya sea fresca o en conserva. Este pescado es rico en ácidos grasos omega-3, conocidos por sus propiedades antiinflamatorias y cardioprotectoras. Numerosos estudios han evidenciado que una ingesta regular de omega-3 puede disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas, mejorar la función cerebral y reducir la inflamación en el organismo. Además, estos ácidos grasos son vitales para el mantenimiento de las membranas celulares y la producción de hormonas que regulan la coagulación y la función arterial.
Las sardinas también son una excelente fuente de proteínas de alta calidad, proporcionando todos los aminoácidos esenciales necesarios para el crecimiento y la reparación de tejidos. Esta proteína es fundamental para la formación de enzimas, hormonas y otros compuestos bioactivos indispensables para el óptimo funcionamiento del cuerpo.
Además de ácidos grasos y proteínas, las sardinas son ricas en vitaminas y minerales esenciales. La vitamina D es crucial para la salud ósea, ya que facilita la absorción de calcio y fósforo. La vitamina B12 es esencial para la función nerviosa y la formación de ADN. El selenio, un mineral antioxidante, protege las células del daño oxidativo y apoya la función tiroidea.
Por qué debes comer sardinas en conserva
El consumo de sardinas en conserva también ofrece numerosos beneficios. Aunque hay algunas diferencias en comparación con las sardinas frescas, la conservación en latas permite una mayor durabilidad y accesibilidad, permitiendo disfrutar de sus beneficios nutricionales durante todo el año. Aunque algunos nutrientes pueden disminuir ligeramente durante el proceso de enlatado, el contenido de ácidos grasos omega-3 se mantiene bastante estable. Además, las sardinas en conserva suelen venir en líquidos como aceite de oliva o agua, que ayudan a conservar más nutrientes y a agregar sabor.
Un estudio del Hospital Clínic de Barcelona ha demostrado que incluir una lata de sardinas en la dieta semanal puede ofrecer beneficios significativos. En un grupo de 152 pacientes de 65 años o más con prediabetes, aquellos que consumieron sardinas mostraron mejoras en varios parámetros bioquímicos. Se observó una disminución en el índice de resistencia a la insulina, un aumento del colesterol bueno (HDL) y una reducción de triglicéridos y presión arterial. Además, el riesgo de diabetes se redujo significativamente en el grupo que consumió sardinas en comparación con el grupo que no lo hizo.
Las sardinas, tanto frescas como en conserva, son una opción nutricionalmente rica y beneficiosa para la salud. Son una excelente fuente de proteínas, ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales esenciales. Incorporar sardinas en la dieta semanal puede ofrecer múltiples beneficios, desde la mejora de la salud cardiovascular hasta el fortalecimiento del sistema óseo.
Cuánto duran las conservas en lata
Es importante diferenciar entre conservas y semiconservas. Las semiconservas, que pueden venir en tarros de cristal o latas, deben conservarse en el frigorífico y su fecha de consumo es mucho más cercana a la de elaboración. Es crucial no romper la cadena de frío para mantener su tiempo de conservación.
En cuanto a los alimentos enlatados, su duración es de aproximadamente 2 a 5 años sin perder propiedades. Después de este período, aunque generalmente son seguros para consumir, pueden ver afectadas sus propiedades nutritivas, texturas y sabor. De hecho, algunos consideran que las conservas de ciertos pescados en aceite mejoran con el tiempo, lo que no ocurre con otros tipos de conservas.
Siempre es necesario revisar que las latas no tengan alteraciones visibles como óxido o abultamientos. Si se detectan estos problemas, la lata debe ser desechada. Además, el sabor y el olor pueden indicar si el contenido está en buen estado. Ante la menor duda, lo mejor es desechar la lata.
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