Los dos objetivos de la nueva presidenta de Mediaset colocada por Zapatero

Cristina Garmendia, nueva presidenta de Mediaset ya tiene cogida la matrícula a dos programas. Lo cierto es que a Cristina Garmendia le incomoda el programa de Ana Rosa TARDEAR y sus comentarios contra Sánchez.

La presidenta de Mediaset, recordemos que fue ministra en la época de Zapatero, tiene ya sus planes con el programa. La consigna de la cadena había sido que pasase a la tarde para que no hablase de política como hacía en la mañana.

Cristina Garmendia conseguiría de esta manera que las mañanas fueran mucho más tranquilas para el presidente del Gobierno. Eliminaría así los comentarios contra Pedro Sánchez en uno de los programas de Mediaset. 

Lo cierto es que Ana Rosa lleva días criticando a Sánchez y a sus socios de izquierdas. Esto no termina de gustar a Cristina Garmendia. La idea de la nueva presidenta es vetar que hable de política y si no cumple, incluso tomar alguna represalia contra su productora.

El otro programa en la cuerda floja es el de Iker Jiménez que ya venía desafiando a los mandamases de la cadena. Tanto así que ha invitado a perfiles políticamente incorrectos que incluso han criticado a Mediaset.

La idea de la presidenta es que el programa Horizonte deje de abordar temas tan incorrectos para la cadena como la inmigración ilegal. Así como los ataques de Moncloa a la libertad de prensa o el escándalo de las vacunas de la COVID. El programa de Iker se ha convertido en un espacio de culto para muchos españoles y ahora corre peligro.

Así colocaron a la exministra socialista en una operación montada por Zapatero

Borja Prado dejó de ser presidente de Mediaset el 22 de mayor. Se consumó tras anunciar su marcha el pasado 19 de diciembre "culminando un largo periodo de servicio para el grupo", según explicó.

No incluyó en ese escrito ninguna mención al camino de espinas que le puso el Gobierno de Pedro Sánchez. Desde su llegada un año y medio atrás.

Tampoco mencionó sus discrepancias con la línea editorial impuesta por el CEO de Mediaset, Alessandro Salem. A quien los hijos de Silvio Berlusconi dieron todo el poder de influencia del grupo semanas antes de la muerte del magnate. Relegando a Prado a gestiones meramente institucionales.

La guerra sucia de Moncloa con la traición de Salem había surtido efecto. Prado aguantó en el cargo pensando que un cambio en el Ejecutivo podría devolverse esa posición de poder. Se dejó ver por los pasillos de Mediaset con Feijóo.

También en el mismo colegio electoral que votó Feijóo el 23 de julio. Los resultados no fueron los esperados y Sánchez aguantó en el poder.

Prado entendió que debía marcharse. Sánchez incluso se regodeó de su abandono invitando a su víctima Jorge Javier a Moncloa y a presentar su libro. Toda una declaración de intenciones.

El Gobierno ganaba y tomaba una parte del control de Mediaset.