
La extraña decisión del rey Carlos dentro del castillo de Balmoral: nadie lo entiende
El inesperado movimiento del rey Carlos III desde Balmoral que desconcierta a sus propios seguidores
El rey Carlos III, desde que asumió la Corona, nunca ha seguido los moldes tradicionales. Ha sorprendido con decisiones que, en cierta forma, han roto algunos de los protocolos o tradiciones de antaño. A diferencia de otros monarcas, sus determinaciones suelen estar cargadas de simbolismo personal, aunque a veces desconcierten a su entorno.
Junto a la reina Camila, ha apostado por iniciativas que reflejan su amor por la naturaleza y los animales. Esta vez, desde el corazón de Balmoral, ha vuelto a sorprender a todos.

Galletas reales, pero para perros
Desde las cocinas del castillo de Balmoral, el rey Carlos lanzó su nueva apuesta: galletas artesanas para perros. Elaboradas a mano, con ingredientes naturales y un mensaje tierno. “Se han elaborado con cariño en pequeñas cantidades para tu príncipe o princesa de cuatro patas”, anuncia la web de Balmoral.
El producto se vende a cinco libras, en formato de 75 gramos. Además, se han puesto a la venta collares, correas y cuencos con el escudo de armas. Un detalle que une la tradición escocesa con el amor por las mascotas.

El rey Carlos III fiel a sus pasiones
Carlos III no ha ocultado su debilidad por los animales. Este año adoptó a Snuff, un Lagotto romagnolo especializado en la búsqueda de trufas, tras casi 20 años sin mascota propia. Su anterior compañero fue Tigga, un Jack Russell que estuvo con él desde sus días junto a Diana.
Tigga vivió hasta los 18 años y fue parte esencial de la familia Windsor. Por su parte, la reina Camila también optó por rescatar a Moley, un cachorro sin pedigrí. “Es una mezcla de todo”, dijo al hablar de su perro adoptado en Battersea Dogs and Cats Home.
Un gesto que refleja cercanía y autenticidad
La decisión de vender galletas para perros desde Balmoral sorprendió a muchos. Pero en el fondo, es un reflejo genuino del carácter de Carlos III: natural, cercano y fiel a sus valores. Este gesto, lejos de ser una extravagancia, es una forma de conectar con la gente desde lo sencillo.
La pasión del rey por los animales se traduce ahora en un detalle que ya ha conquistado a más de uno. Balmoral no solo es el refugio de la familia real, también es ahora el escenario de pequeñas acciones que humanizan la monarquía. Carlos, una vez más, elige hablar a través de los gestos.
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