
Sin boicots en La Vuelta a Cataluña ni gallega a pesar de la representación israelí
En ambos casos, la presencia del equipo pasó inadvertida y no hubo protestas ni hubo incidentes
Las protestas propalestinas que marcaron la última edición de La Vuelta a España han sorprendido a propios y extraños. No se habían visto antes en pruebas ciclistas donde también participó Israel Premier Tech, el equipo financiado por Sylvan Adams. El contraste es llamativo.
El conflicto en Gaza estalló el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás atacó a Israel. Murieron 1.195 personas y otras 251 fueron secuestradas. La respuesta israelí fue inmediata y contundente.

Desde entonces, el Ejército mantiene su ofensiva con el objetivo declarado de acabar con Hamás.
Las consecuencias son devastadoras.
Este escenario, ha provocado que las protestas a favor de Palestina. Unas que han sido alentadas por el Gobierno de España.
El Gobierno de Pedro Sánchez vio en la causa una oportunidad política. Ya en noviembre de 2023, el presidente criticó públicamente al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Aquel gesto generó un roce diplomático, pero consolidó a Sánchez como una de las voces europeas más visibles en favor de Palestina.
Con este telón de fondo, el boicot a La Vuelta tomó forma. Supuestamente, el motivo fue la presencia del equipo israelí en la carrera.
Sin embargo, esa explicación deja preguntas. Israel Premier Tech ya había competido este mismo año en otras rondas en España.
En marzo estuvo en la Volta Ciclista a Cataluña. En febrero participó en la Volta a Galicia.
En ambos casos, la presencia del equipo pasó inadvertida. No hubo protestas ni hubo incidentes. Los aficionados disfrutaron del ciclismo sin interrupciones.

Tampoco se produjeron altercados en citas internacionales de mayor envergadura. El Giro de Italia y el Tour de Francia contaron con Israel Premier Tech en sus líneas de salida. Todo transcurrió con normalidad.
Por qué en La Vuelta sí. Para muchos, la explicación es política. España vive un clima de fuerte polarización.
El Gobierno ha utilizado el conflicto como herramienta de confrontación interna y como plataforma internacional. De ahí que las protestas en Madrid tuvieran mayor eco.
La paradoja es evidente, Israel Premier Tech participó en La Vuelta con siete corredores. Solo uno de ellos es judío. Pese a ello, el equipo se convirtió en el blanco de ataques y consignas.
La Unión Ciclista Internacional salió en su defensa. Criticó la actitud del Ejecutivo español y respaldó al conjunto israelí.
Mientras tanto, lo deportivo quedó relegado. Jonas Vingegaard se proclamó campeón, pero su triunfo pasó casi desapercibido. El ruido político y las imágenes de protestas eclipsaron la hazaña deportiva.
La Vuelta 2025 ya es historia. Lo que debería haber sido una celebración del ciclismo mundial se convirtió en un escaparate de tensiones.
La imagen internacional de España salió dañada. Y el mensaje que queda es que, en algunos lugares, el deporte aún no logra escapar de la política.
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