
Sánchez ha gastado más de 40.000 euros en adecuar su palacio de La Mareta este año
El lugar escogido por el presidente del Gobierno para veranear él y su familia se acondiciona con dinero público
El Gobierno ha destinado más de 46.000 euros a reformas en el palacio de La Mareta, Lanzarote. Se trata de la residencia vacacional que Pedro Sánchez utiliza cada verano junto a su familia.
Los contratos, publicados en el portal de transparencia, incluyen trabajos de pintura, cerrajería, albañilería y renovación de equipos de climatización.
En total, el Consejo de Administración del Patrimonio Nacional aprobó dos contratos menores el 3 de julio de 2025. El primero, por 38.099,43 euros, se centró en labores de acondicionamiento del recinto.
El segundo, por 8.030 euros, se destinó a climatización de diversas estancias. Todo ello para poner a punto el complejo antes de la llegada del presidente.

La Mareta no es un palacio cualquiera. Fue donado por el rey Hussein de Jordania al rey Juan Carlos I, y desde entonces se ha convertido en una de las residencias más exclusivas del Estado.
Sánchez y su familia lo han elegido en varias ocasiones para sus vacaciones. Y cada estancia reabre el debate sobre el uso de fondos públicos en plena crisis nacional.
La polémica se agrava por el contexto. España atraviesa uno de los veranos más duros en materia de incendios forestales. Miles de hectáreas han ardido en Castilla y León, Galicia, Canarias y Andalucía.
Decenas de municipios han tenido que ser evacuados. Cientos de familias han perdido casas, cultivos y animales.
Los equipos de emergencias trabajan sin descanso. Los vecinos denuncian falta de medios y retrasos en la respuesta.
Los alcaldes reclaman más inversión en prevención. Y mientras tanto, el Gobierno autoriza miles de euros para reformar el lugar donde el presidente se relaja.
Las críticas en redes sociales no se han hecho esperar. Muchos ciudadanos ven un contraste obsceno entre el gasto en un palacio frente al sufrimiento de quienes lo pierden todo bajo las llamas.

La palabra “abandono” se repite en los comentarios. También “lujo” y “privilegios”.
El debate sobre el papel del Patrimonio Nacional vuelve a la mesa. Sus recursos se destinan al mantenimiento de edificios históricos y residencias de uso oficial.
Sin embargo, el hecho de que estos espacios sirvan para vacaciones privadas de mandatarios levanta suspicacias. Sobre todo, cuando el país enfrenta crisis sociales y ambientales.
El Gobierno defiende que las obras eran necesarias para mantener el inmueble en buen estado. Argumenta que La Mareta forma parte del patrimonio cultural y debe conservarse. Pero el relato no convence a quienes ven un uso elitista de bienes comunes.
Los incendios agravan la sensación de fragilidad. En ese panorama, el gasto en reformas para la comodidad del presidente y su entorno resulta difícil de justificar.
El dato es claro: más de 46.000 euros invertidos en un palacio de vacaciones. Un “dineral”, como señalan muchos ciudadanos. Mientras los incendios devoran montes y hogares, la imagen de un presidente disfrutando de La Mareta se convierte en un símbolo incómodo.
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