
Sánchez envía un buque con la flotilla pero abandonó a una joven en coma en Tailandia
La nave de la Armada parte hoy desde Cartagena preparada para un rescate
El Gobierno de Pedro Sánchez ha enviado un buque de acción marítima desde Cartagena para escoltar a la flotilla humanitaria rumbo a Gaza. La misión busca dar seguridad a los activistas y, en caso necesario, realizar rescates.
El anuncio se hizo tras la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Allí, Sánchez defendió “la voz de España contra el genocidio en Gaza” y pidió respeto a la legalidad internacional.
El gesto, sin embargo, revive un recuerdo incómodo: el caso de Ángela Agudo. La joven valenciana que en 2024 permaneció en coma en un hospital de Tailandia y que no recibió apoyo del Ejecutivo para su repatriación.

El despliegue en el Mediterráneo
Sánchez explicó que el buque español acompañará a la llamada “flotilla de la paz”, integrada por representantes de 45 países. Su objetivo es llevar alimentos y visibilizar el sufrimiento de los gazatíes.
La exalcaldesa de Barcelona Ada Colau viaja en la expedición y había pedido protección frente a ataques con drones denunciados en el Mediterráneo. El Gobierno respondió con rapidez.
“El buque está preparado para rescatar tanto a ciudadanos españoles como al resto de integrantes de la flotilla si surge algún problema”, afirmó Sánchez.
El silencio en Tailandia
La reacción contrasta con la experiencia vivida por la familia de Ángela Agudo en 2024. La joven sufrió un grave accidente de moto el 6 de octubre de ese año durante sus vacaciones en Tailandia.
Quedó en coma, con una inflamación cerebral que requería cuidados intensivos. Su seguro cubría hasta 75.000 euros, pero cada día en el hospital costaba 5.000. La factura crecía sin control.
La familia pidió ayuda al Gobierno. No hubo respuesta clara. “Sólo nos dijeron que los papeles estaban sobre la mesa”, denunció su hermano Diego.

Una carrera contrarreloj
Ante el silencio oficial, los padres y hermanos de Ángela lanzaron una campaña de micromecenazgo. La respuesta ciudadana fue masiva. En pocos días reunieron 300.000 euros.
Ese dinero permitió costear la hospitalización y preparar la contratación de un avión medicalizado para traerla a Valencia. La operación se cerró gracias a la solidaridad de particulares y donaciones del pueblo de la joven.
“Fue una decepción. En otros casos el Gobierno sí actuó, pero con mi hermana nos dejó solos”, lamentó Diego en su día.
Dos varas de medir
En 2024, una familia tuvo que organizarse a contrarreloj, con rifas y donaciones, para salvar a su hija en coma. En 2025, el Gobierno moviliza recursos militares para escoltar una flotilla internacional.
El contraste alimenta el debate político. ¿Por qué un despliegue rápido para Gaza y no una respuesta ágil ante un drama humano de una ciudadana española en el extranjero?
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