
Marruecos espera una producción histórica de aceite de oliva aplastante para España
Los productores españoles, especialmente en Andalucía, acusan al país magrebí de inundar el mercado con aceite barato
Marruecos se prepara para una cosecha sin precedentes de aceite de oliva, proyectando duplicar su producción en la campaña 2025/2026.
Según la Federación Interprofesional Marroquí del Olivo (Interprolive), el país espera alcanzar las 200.000 toneladas de aceite, frente a las 90.000 de 2024. Con un volumen de aceitunas que pasará de 950.000 a 2 millones de toneladas.
Las lluvias oportunas y temperaturas moderadas han sido clave. Sin embargo, este auge levanta serias alarmas en España, líder mundial del sector, que denuncia una competencia desleal que pone en riesgo su economía y miles de empleos.
El crecimiento marroquí no solo cubre su demanda interna. Generará un excedente exportable de 60.000 toneladas, con Estados Unidos y la Unión Europea como destinos prioritarios. En EE.UU., Marruecos se beneficia de un arancel del 10%, inferior al 15% que paga España o el 25% de Túnez.

En 2024, exportó 3.835 toneladas, generando 38,37 millones de euros, un 1,2% de las importaciones estadounidenses de aceite. Esta ventaja arancelaria, sumada a costos laborales significativamente más bajos y regulaciones ambientales laxas, permite a Marruecos ofrecer precios que España no puede igualar.
Los productores españoles, especialmente en Andalucía, acusan al país magrebí de inundar el mercado con aceite barato, distorsionando la competencia.
España, que produce más del 40% del aceite de oliva mundial, enfrenta una amenaza existencial. La Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva critica que Marruecos se beneficie de subsidios estatales y estándares laborales precarios. Lo que reduce sus costos de producción.
Mientras, los olivareros españoles cumplen con estrictas normativas de la UE sobre sostenibilidad, derechos laborales y calidad, elevando sus gastos. Los acuerdos comerciales entre la UE y Marruecos agravan el problema, al facilitar la entrada de aceite marroquí en Europa, el principal mercado de España. En 2024, la UE absorbió gran parte del excedente marroquí, desplazando al producto español.
El impacto es devastador para regiones como Jaén o Córdoba, donde el olivar sostiene miles de familias. La presión marroquí amenaza con reducir precios y márgenes, poniendo en peligro empleos y tradiciones centenarias.
Marruecos, por su parte, defiende su estrategia como un avance legítimo, impulsado por mejoras climáticas y tecnológicas, como el riego eficiente y variedades resistentes.
Su ambición es clara: consolidarse como el segundo productor africano, tras Túnez. Pero esta meta parece construida a costa de competidores como España.
La UE, hasta ahora, ha hecho poco para nivelar el terreno. Los productores españoles exigen medidas urgentes y controles más estrictos sobre el aceite marroquí y una revisión de los acuerdos comerciales. Sin estas acciones, el sector teme una crisis estructural.
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