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Dos personas vestidas con ropa blanca caminan sonrientes en un pasillo iluminado, una de ellas aplaude mientras la otra tiene la mano cerca del abdomen, hay varios círculos rojos resaltando partes de la imagen y un recuadro con el rostro de una mujer en la esquina inferior derecha junto al texto EDATV NEWS
POLÍTICA

Las redes cuestionan las torturas a las que fueron sometidos los miembros de la flotilla según narran

Varios usuarios han hecho hincapié en que no hay heridas ni marcas que den muestra de esos malos tratos

La llegada del primer grupo de 21 españoles de la flotilla Global Sumud deportados por Israel ha desatado una ola de reacciones en redes sociales. Mientras los activistas denuncian torturas y trato inhumano, una parte de los usuarios duda de sus relatos y pide pruebas visibles.

Los recién llegados aseguran que fueron golpeados, maniatados y privados de agua y comida durante su detención. “Estuvimos siete horas maniatados con las manos en la espalda, sentados en el asfalto de noche, mientras se paseaba el ministro extremista Ben Gvir”, relató uno de ellos. Según sus testimonios, sufrieron abusos físicos y psicológicos en prisión, donde incluso les habrían vendado los ojos y negado asistencia médica.

Entre los deportados se encontraban la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el concejal de ERC Jordi Coronas. Ambos denunciaron “maltrato y trato denigrante” en su regreso a España.

Colau aseguró que el traslado fue “durísimo” y que no recibieron agua. También describió una prisión de alta seguridad con un mensaje escrito en árabe que decía: “Bienvenidos a la nueva Gaza”.

Han llegado a denunciar la sustracción de sus teléfonos móviles, incluso cuando hay vídeos en los que se ve a los miembros de la flotilla arrojaron sus móviles al mar.

Los 'ECOLOGETAS' tiran móviles cargados de litio al mar

Sin embargo, en redes sociales el relato no ha sido recibido de forma unánime. Usuarios de X (antes Twitter), Facebook e Instagram cuestionan la falta de pruebas físicas visibles en los activistas.

Captura de pantalla de tres tuits en los que los usuarios comentan de forma irónica sobre supuestas torturas y secuestros, mencionando situaciones cotidianas como ducharse, beber leche o agua del grifo, y haciendo referencia a la cobertura mediática del tema.

Algunos señalan la ausencia de heridas o marcas en su aspecto al llegar a España. “Si hubo torturas, ¿dónde están las lesiones?”, se pregunta un usuario. Otros piden que organismos internacionales verifiquen los hechos antes de difundir las denuncias.

Los defensores de la flotilla, por su parte, acusan a los críticos de minimizar el sufrimiento de los detenidos. Alegan que la violencia psicológica y la humillación también son formas de tortura. Varios mensajes recuerdan que las condiciones de reclusión denunciadas —falta de comida, agua y descanso— ya fueron documentadas en otras misiones humanitarias bloqueadas por Israel.

El debate ha escalado rápidamente y se ha convertido en tendencia bajo etiquetas como #FlotillaGlobalSumud y #TorturasEnIsrael. La polarización es evidente: mientras unos piden cautela y verificación, otros exigen sanciones y denuncias internacionales.

Persona con casco y mascarilla forcejeando con otra persona que lleva un sombrero verde y un pañuelo en el rostro en un ambiente oscuro

Organizaciones de derechos humanos han pedido que se investiguen las acusaciones de los deportados. Sin embargo, hasta el momento no hay confirmación oficial de parte de Israel sobre los supuestos maltratos. Tampoco se han difundido informes médicos independientes que respalden las denuncias.

El caso ha reabierto un viejo debate sobre el poder de las redes sociales para moldear la opinión pública en conflictos internacionales. En cuestión de horas, los testimonios de los activistas y las dudas de los usuarios han creado un debate digital.

Mientras tanto, 28 españoles de la flotilla permanecen detenidos en Israel. La presión mediática y social crece. Pero la conversación en internet sigue dividida entre quienes creen las denuncias de tortura y quienes exigen pruebas más allá de los testimonios.

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