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Balcón de un edificio con pancartas que piden justicia para Fuensanta y la expulsión de okupas, junto a una foto familiar y un mensaje de apoyo
POLÍTICA

Indignación en Murcia: una anciana de 82 años vive en una residencia tras ser víctima de okupas en su propia casa

Vecinos de La Raya denuncian el caso de una mujer que, tras toda una vida de trabajo, no puede regresar a su vivienda

La indignación y la impotencia se han apoderado de los vecinos de La Raya, una pedanía situada a pocos minutos de Murcia capital. En la calle Mayor Rodrigo cuelga un cartel que refleja una de las situaciones más dolorosas derivadas del problema de la okupación en España. El caso de una mujer de 82 años que se ha visto obligada a vivir en una residencia mientras unos okupas permanecen en su hogar.

Según relatan los vecinos, el cartel fue colocado por los hijos de la afectada, cansados de años de impotencia y frustración. Todo ante una situación que las autoridades, aseguran, no han sabido resolver.

Pancarta colgada en el balcón de un edificio de ladrillo con un mensaje de apoyo a una mujer llamada Fuensanta, quien fue enfermera y ahora, a sus 82 años, no puede volver a su casa porque está ocupada ilegalmente, y su familia le expresa cariño y respaldo

“Es una vergüenza. Esta señora ha trabajado toda su vida y ahora no puede disfrutar de su casa porque unos sinvergüenzas se la han quitado”. Lamentan los residentes de la zona, que denuncian la falta de acción de la justicia y de las administraciones públicas.

La vivienda, explican, fue ocupada hace varios años por una pareja que asegura tener niños, aunque según los vecinos, los menores ya no viven allí. Pese a ello, los okupas continúan utilizando ese argumento para evitar el desalojo.

“Dicen que tienen niños para no irse, pero es mentira. Los chavales se fueron hace tiempo”, comenta una vecina indignada.

El caso se ha convertido en símbolo del desamparo que sufren muchos propietarios ante la lentitud de los procesos judiciales y la falta de protección frente a los okupas ilegales.

Una vida dedicada a los demás para terminar sin hogar

Mientras tanto, la mujer, que dedicó su vida al cuidado de los demás como enfermera, vive ahora en una residencia. Alejada de sus vecinos y lo peor de todo: sin poder acceder a su hogar.

“Esta pobre mujer se va a morir sin volver a su casa”, se lee en uno de los mensajes que circulan por redes sociales junto a la fotografía del cartel. “¿Dónde están los políticos que dicen que nos defienden? ¿Dónde están los medios que deberían contar estas cosas?”, cuestionan los familiares en su denuncia pública.

Fachada de edificio de ladrillo con pancartas en los balcones y un letrero que indica Plaza de la Iglesia en una esquina

El caso de La Raya reabre el debate sobre la okupación y la indefensión de los propietarios en España. Especialmente entre las personas mayores que poseen una sola vivienda y carecen de recursos para afrontar un proceso judicial prolongado.

Asociaciones vecinales y plataformas contra la okupación insisten en la necesidad de reformas legales. Para que garanticen desalojos rápidos y protección efectiva para las víctimas.

Mientras tanto, la casa de la mujer continúa okupada y el cartel, que cuelga frente a la iglesia de la pedanía, se ha convertido en un símbolo de protesta vecinal. Los residentes temen que tarde o temprano los okupas lo retiren, pero aseguran que no dejarán de denunciar el caso hasta que la mujer pueda recuperar su vivienda.

La historia de esta vecina de 82 años es un retrato doloroso de una realidad cada vez más frecuente. La de personas mayores que, tras toda una vida de esfuerzo, se ven despojadas de su hogar por la okupación ilegal.

Y aun con todo ello, un sector de la política española, sigue manteniendo que la okupación no es un problema real.

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