
El descontrol de Pilar Bernabé y la Delegación del Gobierno en la DANA
Las propias declaraciones de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, realizadas durante el trágico día, evidencian el más absoluto descontrol
La gestión de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, durante la DANA que azotó la provincia de Valencia el pasado octubre ha quedado en entredicho tras conocerse los mensajes del jefe de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), José Ángel Núñez, que revelan la falta de alerta sobre el desbordamiento del barranco del Poyo, principal causante de la catástrofe con 224 muertos y tres desaparecidos.
Las comunicaciones difundidas evidencian que el Cecopi (Centro de Coordinación Operativa Integrada) se centró exclusivamente en la presa de Forata y el río Magro, dejando fuera cualquier mención al barranco del Poyo, pese a su peligrosidad. Esta omisión pone contra las cuerdas a la delegada del Gobierno y al secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, cuyas versiones iniciales apuntaban a una correcta coordinación entre las distintas administraciones.
Las propias declaraciones de la delegada del Gobierno realizadas el 29 de octubre por la mañana, tras una reunión con todas las entidades y cuerpos del Estado para analizar la situación de la DANA, corroboran la descoordinación. Bernabé aseguraba que “vamos a estar atentos a las zonas afectadas por avenidas. La Confederación del Júcar tiene monitorizados absolutamente todos los espacios”, una afirmación que ahora queda desmontada ante la falta de vigilancia sobre el barranco del Poyo, que acumuló un caudal equivalente a cuatro veces el del río Ebro sin que se emitiera ninguna alerta.
A las 11:30 horas de esa misma mañana, Bernabé volvió a declarar ante los medios que “la Confederación Hidrográfica del Júcar está sobre el terreno en las zonas especialmente complicadas”, pero en ningún momento hizo referencia al barranco del Poyo, que a esas horas ya empezaba a desbordarse sin que nadie lo advirtiera. Además, la delegada señaló que se estaba prestando especial atención a la Ribera Alta y otras zonas que no fueron las más afectadas, ignorando por completo la amenaza en la comarca de l'Horta Sud y l'Hoya de Buñol.
La omisión de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que debía monitorizar los caudales y alertar de los riesgos, ha quedado patente con los mensajes aportados por Aemet y las propias declaraciones de Bernabé. Si, como afirmó la delegada, “la confederación tiene monitorizados absolutamente todos los espacios”, ¿por qué no se emitió ninguna alerta sobre el barranco del Poyo durante más de dos horas y media?
Además, Bernabé lanzó un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía asegurando que “todos los efectivos están preparados, alerta y trabajando de forma coordinada”, mientras la catástrofe se gestaba sin que nadie advirtiera del peligro inminente.
La falta de previsión se extiende también a la suspensión del servicio de AVE, que no se decidió hasta pasadas las 19:00 horas, cuando el episodio ya había desencadenado una tragedia sin precedentes. La incapacidad de la Delegación del Gobierno para gestionar la emergencia ha provocado una ola de indignación entre los familiares de las víctimas y la ciudadanía.
La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, se enfrenta ahora a una creciente presión para asumir las consecuencias políticas de una gestión marcada por la descoordinación y la opacidad.
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