
Ábalos cuenta a EDATV cómo se encuentra tras sus WhatsApp filtrados con Sánchez
El que fuera ministro ha respondido a este medio, eso sí, de manera escueta y directa
José Luis Ábalos vuelve a estar en el foco. Esta vez tras filtrarse unas conversaciones de WhatsApp suyas con el presidente Pedro Sánchez.
Los mensajes de WhatsApp de Pedro Sánchez con José Luis Ábalos han dado mucho que hablar. Unos mensajes que escandalizan a la vez que no sorprenden demasiado.

Estos mensajes han creado un gran revuelo y un duro debate en la sociedad, pero también en el ámbito político. Desde el PSOE no se ciñen al contenido, grave, de los mensajes. Prefieren criticar el hecho de que se filtren esas conversaciones que no dejan en buen lugar al presidente.
Por todo ello, y tras las incógnitas de esas filtraciones, EDATV ha querido ponerse en contacto con Ábalos. Todo para conocer si algún miembro del Gobierno ha intentado ponerse en contacto con él. A esto, José Luis Ábalos ha respondido de forma escueta y directa: "Nadie".
Sin embargo, en la breve conversación con esta casa, EDATV ha preguntado a Ábalos cómo se encuentra y si él estaba tranquilo con el material y las filtraciones. Por parte del exministro, una nueva respuesta breve: "Si".
Dos breves y concretas respuestas, pero que dejan entrever que Ábalos no tiene ningún motivo para estar nerviosos, algo que parece que sí afecta a los miembros de Gobierno de Sánchez. De hecho, es la imagen del presidente la que sale dañada tras estas filtraciones que, aseguran, son la punta del iceberg.

La incoherencia de la izquierda con los WhatsApp desvelados entre Sánchez y Ábalos
Los mensajes privados entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos frente a los SMS entre Mariano Rajoy y Luis Bárcenas.
Cuando en 2013 se filtraron los famosos mensajes del entonces presidente Rajoy al extesorero del PP, Luis Bárcenas. El conocido "Luis, sé fuerte", la izquierda no dudó en levantar la voz.
Aquellos textos, que mostraban una relación que muchos consideraron impropia entre el presidente del Gobierno y una persona investigada por corrupción. Fueron usados como prueba moral y política de que Rajoy debía abandonar La Moncloa.
Poco importó entonces que se tratase de mensajes privados: la ética pública y la exigencia de ejemplaridad primaban sobre cualquier derecho a la intimidad. Las portadas, los editoriales y los discursos en el Congreso se encargaron de subrayarlo.
En cambio, la reciente filtración de conversaciones privadas entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos ha recibido un tratamiento muy distinto. Desde sectores progresistas se ha denunciado principalmente la "ilegalidad" de la filtración. Y se ha centrado el foco en quién y por qué ha difundido los mensajes, más que en su contenido.
La discusión ha girado en torno a la vulneración de la privacidad, al uso político de información obtenida sin consentimiento. E incluso se ha apuntado a supuestas maniobras de “cloacas del Estado”.
Mientras, el contenido de los mensajes apenas se ha debatido. La posible implicación política del presidente o su conocimiento temprano del caso parecen quedar diluidos tras el manto de una narrativa victimista que reduce todo a una persecución.
Este contraste pone en evidencia una práctica habitual pero poco ética: juzgar las mismas acciones de manera opuesta según quién las cometa. La coherencia, tan exigida al adversario, se diluye cuando se trata de proteger al aliado. La izquierda que exigió la dimisión inmediata de Rajoy por unos SMS hoy clama contra el "juego sucio" cuando los implicados son miembros del PSOE.
La hipocresía de la izquierda erosiona su credibilidad.
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