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Primer plano de Leonor de Borbón sonriendo al aire libre con un fondo de cielo azul y estructuras verticales.
CORAZÓN

El restaurante que ha enamorado a la princesa Leonor en Perú: precios sorprendentes

Después de reunirse con la familia de Mario Vargas Llosa, la princesa ha visitado un restaurante muy especial

Durante su recorrido formativo a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano, la princesa Leonor ha vivido una experiencia gastronómica que no ha pasado desapercibida. La princesa visitó Lima con motivo de la escala del navío en Perú, donde aprovechó para conocer la ciudad y disfrutar de su cocina. Entre sus planes destacó una visita doble a uno de los restaurantes más emblemáticos de la capital.

La princesa Leonor acudió a Isolina, una taberna tradicional ubicada en el barrio de Barranco, en la avenida San Martín. Lo hizo el viernes 18 y el sábado 19 de abril, en compañía de varios compañeros del barco. La elección no fue casual: el lugar es célebre por su reinterpretación de recetas criollas clásicas con un toque moderno.

Un grupo de personas posando juntas, la princesa Leonor lleva un uniforme blanco de estilo naval, mientras que las otras tres visten ropa formal de color oscuro, están en un entorno que parece ser un barco con detalles náuticos visibles al fondo.

La revista peruana Cosas ha sido la encargada de desvelar los detalles de esta escapada culinaria. Según su información, la princesa quedó encantada con los sabores locales desde el primer día. Por eso no dudó en regresar al mismo restaurante para repetir experiencia al día siguiente.

Durante sus comidas en Isolina, Leonor optó por algunos de los platos más representativos del recetario criollo. Degustó un lomo saltado, tiradito al ají amarillo y arroz tapado, tres preparaciones con raíces profundamente peruanas. Se trata de recetas que el restaurante rescata con fidelidad, evocando la cocina de casa de generaciones pasadas.

El lomo saltado, con un precio de 93 soles (unos 22 euros), se prepara con carne salteada, cebolla, tomate y ají amarillo. La técnica consiste en cocinar a fuego muy alto para lograr un sabor ahumado característico. Este plato suele servirse en raciones generosas, ideales para compartir.

El tiradito al ají amarillo, por su parte, cuesta 79 soles (alrededor de 18 euros) y combina láminas de pescado crudo con una emulsión suave pero picante. Es un plato refrescante y sabroso que destaca por su equilibrio entre acidez y cremosidad. El toque de ají le aporta personalidad sin resultar excesivo.

En cuanto al arroz tapado, cuyo precio es de 63 soles (unos 15 euros), se trata de una receta con fuerte arraigo casero. Consiste en un pastel de arroz relleno de carne guisada, con pasas, aceitunas y huevo. Isolina le añade también plátano frito, lo que aporta dulzor y textura al conjunto.

El restaurante Isolina: tradición familiar y alma limeña

El restaurante que enamoró a la princesa Leonor no es fruto del azar, sino de una historia que se remonta varias décadas atrás. Su creador, el chef José del Castillo, inauguró Isolina en 2015 como homenaje a su madre y a la cocina peruana más auténtica. El nombre del local hace referencia directa a Isolina Vargas, quien fundó en 1981 el restaurante La Red.

Del Castillo heredó el amor por los fogones y por los sabores de siempre. Su intención fue rescatar aquellas recetas que pasaban de generación en generación, escritas en cuadernos familiares. A través de su cocina, busca preservar una identidad gastronómica que se había ido perdiendo con el tiempo.

La princesa Leonor con uniforme azul marino y banderas de España en el chaleco salvavidas está en un barco con un velero de fondo en un paisaje montañoso y cielo despejado.

Hoy en día, Isolina tiene dos sedes: la original en Barranco y una segunda en el distrito de Surco, concretamente en la avenida El Polo. Ambos espacios comparten una estética acogedora y un ambiente relajado. Allí se invita a comer sin prisas, celebrar las reuniones en la mesa y disfrutar de cada bocado con libertad.

La princesa Leonor disfruta de Perú

Uno de los detalles que más ha llamado la atención durante estas visitas ha sido la actitud de la princesa en el restaurante. Según testigos citados por medios peruanos, Leonor se comportó con discreción y amabilidad, evitando cualquier privilegio por su condición. Fue ella quien se encargó de pagar la cuenta en ambas ocasiones.

Este gesto refuerza la imagen de cercanía que proyecta la princesa de Asturias. No es la primera vez que demuestra su deseo de actuar con independencia en actos públicos o privados. En este caso, ha dejado claro que no acepta invitaciones cuando se trata de una comida en grupo.

La princesa Leonor vestida con uniforme naval sosteniendo una bandera con los colores rojo y amarillo.

El gesto ha sido muy comentado, tanto por su simbología como por la naturalidad con la que se produjo. En lugar de recurrir a asistentes o protocolos, a princesa Leonor asumió con normalidad su papel como una joven más del grupo. Su presencia pasó casi desapercibida para la mayoría de los comensales del restaurante.

Una escala que deja huella

La visita a Isolina no ha sido un simple almuerzo para Leonor, sino un momento de inmersión cultural en un país con fuerte identidad gastronómica. La cocina peruana está considerada una de las más ricas y variadas del mundo, y esta experiencia ha permitido a la princesa conocerla de primera mano. La buena acogida del local, unida a la calidad de sus platos, convirtió la experiencia en un recuerdo memorable.

Esta parada en Lima formó parte de la ruta del buque Juan Sebastián Elcano por Sudamérica. Antes de llegar a Perú, la embarcación ya había recalado en puertos de Brasil, Uruguay y Chile. Tras su estancia en Lima, la princesa Leonor tiene previsto continuar el trayecto hacia Panamá.

La formación a bordo del buque es una parte esencial del plan de instrucción militar que Leonor está completando. Estas escalas suponen una oportunidad única para conocer otras culturas, estrechar lazos internacionales y vivir en primera persona la diversidad del mundo hispano. En esta ocasión, Perú le ha ofrecido también un contacto directo con su patrimonio culinario.

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