
Meghan Markle recibe el peor de los mensajes y no es de Kate Middleton
Una inesperada acusación pone en jaque a Meghan y genera tensión en su proyecto más personal hasta ahora
Desde que Meghan Markle se alejó de la vida institucional de la realeza británica, su carrera ha tomado nuevos caminos. Entre proyectos personales, compromisos sociales y apariciones públicas, la duquesa de Sussex ha buscado construir una imagen independiente. En este proceso, ha querido conectar con el público desde un lugar más cercano, apostando por contenidos íntimos y llenos de intención positiva.
Uno de sus enfoques más recientes ha sido compartir su visión del bienestar a través de formatos audiovisuales. A través de su propia productora, ha lanzado propuestas donde busca inspirar, sanar y acompañar. Sin embargo, a veces, incluso los gestos mejor intencionados pueden generar efectos inesperados, especialmente cuando llegan a millones de personas.

Una espectadora se convierte en su principal dolor de cabeza
La nueva serie de Meghan, Con Amor, Meghan, parecía tener un buen inicio hasta que una espectadora cambió el rumbo del relato. Robin Patrick, una mujer que vio uno de los episodios, asegura haber seguido una receta natural mostrada en el programa. Tras sumergirse en una bañera con sales recomendadas, sufrió quemaduras en las piernas y glúteos, según contó al medio Radar Online.
Patrick sostiene que su intención era relajarse, pero terminó con lesiones que requirieron atención médica. A pesar de todo, ha manifestado su deseo de evitar un juicio si se llega a un acuerdo económico. Pero también ha sido clara: si no recibe respuesta, planea presentar una demanda por 10 millones de dólares contra Meghan, Netflix y Archewell Productions.

Una recomendación de bienestar que podría costar caro
La denunciante acusa a los responsables de la serie de actuar con “imprudente desprecio por la seguridad pública”. Además de los gastos médicos, busca compensación por el dolor y el sufrimiento vivido. La cifra millonaria pretende también disuadir a otras figuras públicas de promover prácticas sin validación profesional.
Mientras tanto, ni la duquesa ni las plataformas implicadas han emitido declaraciones al respecto. El episodio sigue disponible y ha reabierto el debate sobre la influencia de las celebridades en temas de salud y autocuidado. Meghan, quien ha enfrentado muchas polémicas mediáticas, vive ahora un reto completamente distinto.

Esta vez, la presión no llega de la realeza ni de tabloides británicos, sino de una espectadora decepcionada. El resultado, aún incierto, podría marcar un punto clave en su relación con el público y su responsabilidad como creadora de contenido.
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