
Duro golpe para la princesa Mette-Marit: se confirma lo peor de su hijo, Marius Borg
La princesa Mette-Marit enfrenta uno de los momentos más difíciles tras un giro judicial sobre su hijo Marius Borg
La princesa Mette-Marit atraviesa un momento de gran dolor personal. En las últimas horas, su hijo mayor, Marius Borg, ha recibido una noticia devastadora que ha golpeado directamente a la Familia Real noruega. Lo que parecía una situación complicada, con meses de incertidumbre y rumores en los medios, ha terminado confirmándose de la manera más dura posible.
Este nuevo episodio no solo sacude la vida privada de Mette-Marit, sino que también pone bajo presión la imagen de la corona noruega. La cuestión ahora es inevitable: ¿qué ha ocurrido realmente con Marius Borg y por qué la Fiscalía ha tomado una decisión tan contundente?

La Fiscalía de Noruega confirma los cargos más graves contra Marius Borg
Desde hace más de un año, el primogénito de Mette-Marit estaba bajo la lupa de la justicia. Todo comenzó con un arresto en agosto de 2024, tras una denuncia por agresión a su entonces pareja. Ese episodio abrió una investigación que pronto se amplió al conocerse más testimonios y presuntas víctimas.
En este tiempo, Borg ha estado detenido en varias ocasiones, ingresó en un centro de rehabilitación y llegó a reconocer problemas con las adicciones. La Familia Real, aunque discreta en sus declaraciones, admitió en su momento que 2024 había sido un año "muy duro" y que recurrieron a ayuda profesional para afrontar la crisis. Sin embargo, nada hacía presagiar la magnitud del golpe que llegaría ahora.
El duro golpe para Mette-Marit se ha materializado este lunes 18 de agosto. La Fiscalía de Noruega ha confirmado la acusación formal contra Marius Borg por cuatro casos de violación cometidos entre 2018 y 2024, además de varios episodios de maltrato a sus parejas. Se trata de un paso judicial definitivo que elimina las últimas esperanzas de la princesa de que todo quedara en una investigación inconclusa.

El fiscal general, Sturla Henriksb, lo explicó con contundencia en rueda de prensa en Oslo: "Se trata de actos muy graves que pueden dejar huella y destruir vidas. La pena máxima para los delitos mencionados en la acusación es de cárcel de hasta 10 años". Sus palabras reflejan la gravedad de un proceso que involucra a más de una decena de personas como presuntas víctimas.
La investigación también recoge delitos adicionales: violencia contra exparejas, daños, alteración del orden público, infracciones de tráfico y grabaciones íntimas realizadas sin consentimiento. En total, la lista de imputaciones ha ascendido a 32 delitos, una cifra que deja al joven en una situación judicial extremadamente delicada.
La reacción de Marius Borg y la postura de su defensa
A sus 28 años, Borg ha negado de manera tajante los cargos más graves. Su abogado, Petar Sekulic, declaró a Reuters: "Él no está de acuerdo con las acusaciones sobre violación y violencia doméstica". No obstante, el letrado admitió que su cliente planea declararse culpable de algunos cargos menores cuando comience el juicio en enero de 2026.
Este matiz revela una estrategia defensiva que busca mitigar las consecuencias legales, aunque difícilmente evitará un proceso judicial largo y mediático. El propio fiscal insistió en que la posición de Borg como hijo de la princesa no tendrá ningún impacto en el trato judicial: "Habrá igualdad ante la ley. No será tratado de forma más o menos dura que cualquier otra persona".

Por su parte, la Casa Real noruega ha mantenido un perfil bajo. En un comunicado, se limitaron a subrayar que "corresponde a los tribunales conocer este caso y llegar a una decisión". Una reacción fría que muestra la prudencia con la que la corona afronta este escándalo.
La princesa Mette-Marit se lleva un duro golpe con acusación de la Fiscalía
Aunque Marius Borg no tiene compromisos oficiales con la corona, siempre fue considerado como un miembro más dentro de la familia de Haakon y Mette-Marit. Sus problemas, por tanto, repercuten en la percepción pública de la institución.
La retirada de su pasaporte diplomático semanas atrás ya había sido un aviso de que las cosas no marchaban bien, y este nuevo paso judicial confirma el deterioro de la situación. Por su parte, el príncipe Haakon llegó a reconocer públicamente la "gravedad" de las acusaciones.
En cambio, Mette-Marit confesó que 2024 había sido un año marcado por el sufrimiento familiar. Estas palabras, pronunciadas meses antes de la acusación formal, hoy adquieren un peso aún mayor. La princesa, siempre discreta, enfrenta así un desafío que no es solo institucional, sino profundamente humano y personal.

Es indudable que el caso de Marius Borg marca un antes y un después en la vida de la princesa Mette-Marit y en la percepción pública de la monarquía noruega. Las acusaciones formales confirman lo peor y abren la puerta a un proceso judicial largo y mediático. Ahora, el futuro Borg queda en manos de la justicia, mientras Noruega observa expectante cómo este duro golpe afecta a la Familia Real.
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