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Montaje de fotos de primer plano del Papa Francisco con rostro neutro y, al lado, una imagen de su féretro durante su funeral.
CORAZÓN

Este es el detalle en el féretro del Papa Francisco que nadie ha visto en su funeral

En el féretro del Papa Francisco se grabó un símbolo cargado de espiritualidad y significado que pasó desapercibido

La calma matinal de Roma contrasta hoy con la emoción contenida que inunda la Ciudad del Vaticano. Desde primera hora de la mañana, fieles y autoridades se han congregado en los alrededores de la Basílica de San Pedro. Un sentimiento de duelo universal recorre la Plaza, mientras se ultiman los detalles para la solemne despedida.

Según ha informado el Vaticano, 130 delegaciones internacionales han confirmado su asistencia al funeral. Entre ellas, destacan unos 50 jefes de Estado y diez monarcas reinantes. La dimensión del acontecimiento evidencia la huella universal que deja el Papa Francisco.

Un grupo de personas lleva el ataúd del Papa Francisco en una ceremonia religiosa dentro de un edificio con guardias suizos y clérigos presentes.

El detalle que no ha pasado desapercibido en el funeral del Papa Francisco

La Basílica de San Pedro está acogiendo hoy la Misa de Réquiem por el Papa Francisco, presidida por el decano del Colegio de Cardenales. Una ceremonia que tiene lugar después de cuatro días de homenaje en los que más de 150.000 fieles acudieron a despedirse del Santo Padre.

Durante el funeral del Papa Francisco, una imagen tallada en la tapa de su féretro llamó discretamente la atención de algunos observadores atentos. Se trata del escudo jesuita que ha acompañado al pontífice argentino desde el inicio de su papado. Aunque la mayoría de las miradas estaban puestas en la solemnidad del acto y en la simbología general del ceremonial, pocos repararon en ese grabado, pequeño pero cargado de significado.

El diseño corresponde al escudo oficial del Papa Francisco, profundamente vinculado a la Compañía de Jesús, la orden religiosa a la que pertenece. En el centro, se aprecia el monograma de Cristo “IHS” (las tres primeras letras del nombre de Jesús en griego). A esto lo acompaña una cruz sobre la letra central y tres clavos debajo, todo ello rodeado por un sol. Este símbolo es el emblema tradicional de los jesuitas, evocando la centralidad de Cristo y la misión evangelizadora.

El ataúd del Papa Francisco en un entorno ceremonial con un libro grande resaltado en un círculo rojo.

Debajo del monograma, el escudo incluye una estrella de ocho puntas que representa a la Virgen María, madre de la Iglesia, y una flor de nardo, en alusión a San José. Ambos son figuras clave en la espiritualidad del Papa Francisco. Bajo el escudo, la cinta con el lema “Miserando atque eligendo” (Lo miró con misericordia y lo eligió) resume, sin duda, su vocación marcada por el servicio a los más humildes.

Cuando acabe la Misa de Réquiem de hoy, el cuerpo del Papa Francisco será trasladado. Según su testamento, reposará en la Basílica de Santa María la Mayor. Eligió una tumba sencilla, alejado de los honores tradicionales reservados a los pontífices.

Este último gesto resume el legado de Francisco: cercanía, humildad y servicio. La Iglesia Católica y el mundo entero despiden hoy a un hombre que supo tender puentes. Un Papa que deja tras de sí un testimonio imborrable de humanidad y fe.

Imagen del ataúd de madera donde yace el Papa Francisco con símbolos religiosos junto al escudo del pontífice.

Así fue la ceremonia de la clausura del ataúd del Papa Francisco

Ayer viernes, la Plaza de San Pedro vivió momentos de gran emoción. Tras cuatro intensas jornadas, en las que más de 150.000 personas acudieron a despedirse, la capilla ardiente fue clausurada. El cierre se produjo hacia las 17:00 horas, tras un aviso emitido por el Departamento de Protección Civil italiano.

El acto final de la jornada fue el sellado del féretro del Papa Francisco, que tuvo lugar en la más estricta intimidad. El cardenal camarlengo, Kevin Farrell, fue el encargado de llevar a cabo este protocolo solemne. La ceremonia empezó alrededor de las 20:00 horas, marcando un momento de profunda simbología.

El rito incluyó la lectura del rógito, una semblanza en latín clásico de la vida del Papa Francisco. Después, cubrieron su rostro con un velo blanco de seda, mientras se entonaba un himno de alabanza. Posteriormente, se bendijo el cuerpo con agua santa y se introdujo el rógito en el ataúd.

El féretro, fabricado en madera y revestido de zinc, lleva grabada en su tapa la cruz y el escudo papal. Dentro se depositó también una bolsa con doce monedas conmemorativas. Estas monedas, de oro, plata y bronce, simbolizan la duración exacta del pontificado del Papa Francisco.

Un cardenal vestido de rojo y blanco se encuentra junto a un ataúd de madera con una tapa de metal que tiene una cruz y una placa, sobre una alfombra decorativa, donde yace el féretro del Papa Francisco.

El cardenal camarlengo no estuvo solo en esta ceremonia de clausura. Lo acompañaron el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista, y otros seis cardenales. Entre ellos destacaban figuras como Roger Michael Mahony, Dominique Mamberti y Mauro Gambetti.

También participaron el secretario de Estado, Pietro Parolin, y el vicario general de Roma, Baldassare Reina. Estuvo presente el limosnero del Papa, Konrad Krajewski, uno de sus colaboradores más cercanos. Cada gesto de la ceremonia respondió a un protocolo milimétricamente establecido.

El féretro fue asegurado con un cordón de seda morada sellado con cera derretida. En el sello, el cardenal camarlengo imprimió el escudo de armas del Papa Francisco. Y, como cierre espiritual, se cantaron los salmos 41 y 26, reflejo de la esperanza en la vida eterna.

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