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Montaje de fotos de primer plano de Charlene y Alberto de Mónaco, ambos con expresiones serias y una señal de advertencia roja con un signo de exclamación en el centro de la imagen.
CORAZÓN

El desacuerdo del príncipe Alberto y la princesa Charlene en la educación de sus hijos

El príncipe Alberto y la princesa Charlene afrontan un debate crucial en Mónaco sobre el futuro de Jacques y Gabriella

Esta semana, la prensa francesa ha revelado un nuevo capítulo en la vida de los príncipes de Mónaco. El príncipe Alberto y la princesa Charlene aparecen sonrientes junto a sus gemelos, pero detrás de las imágenes habría un conflicto que preocupa. Esta vez, el desencuentro no tendría nada que ver con la vida pública de la pareja, sino con una decisión íntima y fundamental para el futuro de Jacques y Gabriella.

El pasado 8 de septiembre los gemelos comenzaron el segundo ciclo de la primaria, un momento especial que quedó plasmado en fotografías oficiales. Sin embargo, mientras el principado celebra este paso, los padres parecen enfrentarse a un dilema que podría marcar el destino de sus hijos. ¿Qué es exactamente lo que divide a Alberto y Charlene en un asunto tan delicado?

Pareja elegantemente vestida, que son Alberto y Charlene de Mónaco, posando frente a un edificio con detalles arquitectónicos decorativos.

El príncipe Alberto y Charlene de Mónaco, enfrentados por el futuro académico de Jacques y Gabriella

Desde hace años, la educación de los herederos al trono europeo se ha convertido en un asunto de debate constante. No se trata solo de la excelencia académica, sino del equilibrio entre tradición, exposición internacional y vida familiar. En el caso de Mónaco, la presión se intensifica por la figura del joven Jacques, destinado a convertirse en príncipe soberano.

El propio Alberto pasó por internados de renombre y más tarde completó parte de su formación en Estados Unidos, lo que marcó su perfil cosmopolita. Charlene, en cambio, vivió su infancia en Sudáfrica, rodeada de un entorno cercano que le dio el arraigo emocional que hoy defiende para sus hijos. Esa diferencia de experiencias habría terminado por trasladarse a la mesa familiar, donde el desacuerdo se hace cada vez más evidente.

Las tensiones entre tradición y modernidad siempre han acompañado a los Grimaldi, pero esta vez el debate no se centra en protocolos o apariciones públicas. Según France Dimanche, la decisión sobre dónde y cómo estudiarán los gemelos se ha convertido en una verdadera "guerra sin cuartel". ¿Seguirán Jacques y Gabriella creciendo bajo la protección de su madre en Mónaco o darán el salto hacia un internado internacional, como desea su padre?

La información publicada detalla que el príncipe Alberto y la princesa Charlene discrepan abiertamente sobre la educación de sus hijos. Charlene de Mónaco se niega a verlos abandonar el principado y asegura que sus gemelos "deben crecer a su lado". La exnadadora olímpica defiende que "prefiere imaginar un futuro planeado donde sigan creciendo en la calidez del hogar familiar, lejos del tumulto de una vida en el extranjero".

Imagen de la familia real de Mónaco al completo sonrientes en un balcón.

Para el príncipe Alberto, la mejor opción sería que su hijo estudiara en un internado de élite  que recibe a hijos de reyes y multimillonarios. Según la prensa francesa, el lugar elegido sería el exclusivo Collège Le Rosey, situado en Rolle, Suiza, a orillas del lago Lemán. Este centro es considerado "la escuela de los reyes" y el propio príncipe Rainiero, abuelo de Jacques, cursó allí parte de su formación.

La propuesta de Alberto también incluiría un plan para Gabriella, a quien le gustaría ver en un colegio británico con prestigio internacional. El modelo sería el St Mary's de Ascot, el mismo donde estudió su tía Carolina de Mónaco. De este modo, el príncipe busca que ambos hijos se preparen desde ahora para asumir roles internacionales.

Dos visiones opuestas que reflejan experiencias personales 

Charlene de Mónaco insiste en que la infancia de sus gemelos debe preservarse en el ámbito familiar. Su negativa a aceptar el internado refleja el miedo a perder momentos esenciales y a ver cómo sus hijos crecen lejos del calor de casa. Para ella, el recuerdo de su propia niñez en Sudáfrica es la prueba de que una infancia sencilla y cercana deja huellas imborrables.

El príncipe Alberto, en cambio, argumenta que no se puede eludir la responsabilidad de preparar a Jacques para el trono. Haber vivido su propia educación en instituciones extranjeras le permite valorar la apertura cultural y la independencia personal que este tipo de experiencias aportan. Por ello, no parece dispuesto a cambiar de opinión.

Una familia de cuatro personas, que son Alberto de Mónaco, Charlene, y sus dos hijos, posa al aire libre frente a un castillo y un paisaje verde.

Este desencuentro no es exclusivo para el príncipe Alberto y la princesa Charlene. Los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, atravesaron un debate similar con sus hijos, aunque, finalmente, alcanzaron un acuerdo que les permitió crecer en un entorno protegido, pero con proyección internacional. ¿Podrá repetirse ese escenario en el Principado?

➡️ Corazón

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