edatv.news, Mediaset Charles, el hermano de Lady Di y tío de Harry y Guillermo, desvela su drama
El hermano de Lady Di revela una parte oscura de su infancia, marcada por abusos en un internado británico de élite
Lady Diana Spencer, conocida por su carisma y compasión, no solo fue una figura clave en la realeza británica. Ha sido reconocida, también, como una madre amorosa y una defensora incansable de causas sociales. Sin embargo, detrás de su imagen pública, se escondían historias familiares dolorosas, ahora su hermano, Charles Spencer, las devela.
En su libro Una escuela muy privada, Charles, el hermano menor de Diana, ha compartido su propio trauma de infancia. Ha revelado los abusos que sufrió en el internado Maidwell Hall durante los años 70. Mientras el mundo recuerda a Lady Di por su humanidad y vulnerabilidad, su familia, incluida su madre, vivió sus propias luchas.
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Un relato de abuso y traumas ocultos en la élite británica
Maidwell Hall, una mansión campestre fundada en 1933, fue el escenario de los abusos que Spencer y otros niños padecieron en la década de 1970. El autor del libro, ha descrito cómo el director de la escuela, Alec Porch, y otros maestros utilizaban métodos de control agresivos. Esto incluía castigos físicos severos y, en algunos casos, abusos sexuales.
Spencer relató que los niños eran golpeados con bastones y zapatos de suela dura por faltas cometidas por los menores. Menciona, también, que algunos de ellos fueron sometidos a abusos sexuales que marcaron sus vidas de manera irreversible. El internado, que atrajo a la élite aristocrática británica, escondía detrás de su fachada de tradición y prestigio una cultura de violencia y manipulación.
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El papel de los padres y el silencio que permitió el abuso
Una de las revelaciones más perturbadoras que Spencer hace en su libro es la aparente indiferencia de los padres ante los abusos en Maidwell Hall. A pesar de las señales de alarma, muchos padres se sentían impotentes frente a la autoridad del director. Y no se atrevieron a enfrentar la realidad de lo que estaba sucediendo.
La desconexión entre padres e hijos, sumada a la percepción de que asistir a un internado era un privilegio, contribuyó a mantener el silencio. Spencer también señala la falta de supervisión externa en estas instituciones, que operaban como mundos aislados. La situación empeoraba por la prohibición de contacto directo con las familias.
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El impacto a largo plazo y la respuesta global
El libro de Spencer ha provocado una reacción global, cientos de antiguos alumnos de internados británicos han compartido sus propias experiencias de abuso. Muchos de ellos han reconocido las secuelas emocionales y físicas que los han acompañado durante toda su vida.
Uno de los testimonios más impactantes es el de un hombre de Nueva Zelanda que aún lleva cicatrices visibles de los abusos sufridos en Maidwell. Estos relatos no solo exponen la crueldad de los abusadores, sino también la desconexión emocional y la falta de protección que permitieron que estas prácticas perduraran tanto tiempo.
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