
Carlos III descubre lo de su hermano y no son buenas noticias: no hay vuelta atrás
Una revelación inesperada sacude a la familia real y cambia por completo el rumbo de una relación que parecía clara
Sarah Ferguson, exesposa del príncipe Andrés y cuñada de Carlos III, ha demostrado que algunos vínculos pueden sobrevivir a pesar de las dificultades. Ni el paso del tiempo ni las decisiones legales han logrado alejar a Sarah y a Andrés. Su historia parece continuar escribiéndose en conjunto, aunque firmaron su divorcio en 1996
Lo que comenzó como una gran historia de amor se transformó en una amistad resistente. La prensa británica ha vuelto a escarbar en esa conexión que parece más fuerte fuera del matrimonio. Y, ahora, unas declaraciones de Fergie han traído de vuelta la razón real que los separó.

Un cuento de hadas con grietas desde el inicio
La boda del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, celebrada el 23 de julio de 1986, fue uno de los eventos más deslumbrantes de la realeza. Se realizó en la Abadía de Westminster, con más de 2.000 invitados y personalidades del espectáculo, todo parecía perfecto. Desde el vestido de encajes de Sarah hasta el traje de gala de la Marina que lució Andrés.

Pero bajo esa imagen de cuento, la realidad era muy distinta. Según recordó Ferguson en una entrevista de 2010, durante el matrimonio veía a su esposo apenas “40 días al año”. Su frase, rescatada por Express, resume lo que la prensa ha definido como “una brutal y difícil realidad”.
Andrés estaba absorbido por sus funciones militares. Sirvió como piloto de helicóptero en la Guerra de las Malvinas y después continuó su carrera en la Marina, llegando a comandar el HMS Cottesmore. Una entrega absoluta a su vocación que lo alejaba de su vida familiar.

De la distancia emocional a la convivencia presente
La falta de tiempo juntos acabó deteriorando su relación y su matrimonio, llevándolo al fin. Sin embargo, lo que vino después sorprendió a todos, lejos de romper lazos y alejarse por completo, la pareja fortaleció su amistad. A día de hoy, comparten los períodos de vacaciones y, algo sorprendente, también residencia en Royal Lodge, donde Ferguson es el principal apoyo de Andrés.
Su historia, que comenzó en la infancia y se reavivó en Royal Ascot en 1985, sigue desafiando los protocolos reales. El príncipe le propuso matrimonio apenas un año después, coincidiendo con su 26 cumpleaños. Pero más allá de la efímera felicidad, lo que queda es un lazo inquebrantable.

Sarah Ferguson ha preferido mantenerse al margen de los escándalos que salpican a su exmarido, incluyendo su conexión con Jeffrey Epstein. Pero su lealtad nunca ha cambiado y eso es justo lo que, según Daily Mail, Carlos III acaba de asumir. No habrá marcha atrás en la relación entre ellos, por más que la historia haya tenido un final oficial.
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