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Dos personas mayores con expresiones serias y preocupadas, una mujer de cabello rubio claro y un hombre de cabello canoso, ambos vestidos de manera formal.
CORAZÓN

Buckingham Palace ya no oculta el mal rollo con Carlos III y Camila: se han ido

Una salida inesperada, malestar creciente y señales que ya no se pueden disimular entre las paredes del palacio

Carlos III y Camila son royals que dividen opiniones y han proporcionado muchos titulares desde la época de los rumores de la infidelidad de Carlos. Sin embargo, su presencia pública es seguida por todos los focos y para los ciudadanos, está cargada de simbolismo. 

Aunque cada movimiento de la pareja es observado, cuestionado y, muchas veces, criticado. Es fácil que sus determinaciones públicas sean analizadas, no obstante, cuando salen a la luz las privadas, brotan las especulaciones. Y esta vez, los indicios apuntan a una tensión que ya es imposible de disimular.

Dos personas mayores elegantemente vestidas, una de ellas con un traje azul y corbata a juego, saludan mientras caminan al aire libre, la otra persona lleva un vestido azul claro con un sombrero adornado con una flor.

Carlos III y la exigencia apoyada por Camila

Highgrove House es la residencia campestre del rey, ubicada en el condado de Gloucestershire, conocida por sus extensos y cuidados jardines. Este lugar de hermosos jardines ha perdido casi toda su plantilla de jardineros, en tres años, 11 de 12 empleados han renunciado. Las condiciones laborales no eran las mejores ni las esperadas por los trabajadores.

En 2022, los jardineros ganaban solo 8,90 libras la hora, el salario mínimo del país, pero más bajo que el pago en otros jardines. Al principio, para los trabajadores, trabajar para el rey parecía un privilegio. Sin embargo, pronto descubrieron que no compensaba los esfuerzos.

La jardinería bajo lupa de Carlos III

Carlos III tiene fama de exigente, especialmente en temas de jardinería. “Aparta a ese hombre de mi vista”, dijo tras un error con una flor, otro trabajador fue corregido por etiquetar mal un arbusto japonés. Recibió de vuelta la etiqueta con el fallo marcado y un seco “¡No!”, cada planta debía estar perfecta y bien identificada.

También exigía respuestas sobre flores marchitas o podas erróneas. “¿Por qué faltaban las etiquetas con los nombres de su magnolia favorita?”, era una de sus preguntas habituales. Hasta para la alimentación con algas de sus delfinios debía seguir sus órdenes al pie de la letra.

Un hombre mayor con traje azul y bastón está de pie en una habitación decorada con plantas y cuadros.

Más allá de las flores: Camila y Carlos III están en un entorno complicado

Tom Bower en Rebel Prince, una biografía escrita en el 2018 sobre Carlos como príncipe de Gales, contaba detalles extremos de ese entorno. Jardineros tumbados boca abajo arrancaban la mala hierba sin el uso de químicos. Incluso, menciona que había rondas nocturnas para retirar las babosas a mano.

En 2023, ante la fuga de personal, la Fundación del Rey, a cargo de los jardines desde el 2012, solicitó una auditoría. Se recomendó apoyo psicológico y revisar sueldos. Pero según Times, los problemas siguen sin resolverse.

Lo que debería ser un refugio real, hoy podría comenzar a quedarse abandonado y sin cuidados. Hay situaciones que, aunque se intente mantener en privado, siempre salen a la luz.

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