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Una máquina de cocina con una pantalla digital en una encimera de cocina y un gráfico de una bandera española con un signo de interrogación.
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¿Qué pasa en España y por qué ya no usan la Thermomix?

Por estos motivos los españoles han dejado de lado la Thermomix

El consumo en España suele estar influenciado por la tendencia a aspirar a lo que poseen los demás. Especialmente cuando se trata de bienes asociados al estatus. Este fenómeno ha sido evidente en la popularidad de la  Thermomix, un robot de cocina que, durante años, se convirtió en un símbolo de modernidad y exclusividad.

Desde hace décadas, el tiempo dedicado a la cocina ha disminuido drásticamente. Mientras que en los años sesenta los hogares españoles invertían alrededor de dos horas en la preparación de comidas, en la actualidad no es así. Esa cifra se ha reducido a menos de 30 minutos.

Una cocina con una mesa que tiene un robot de cocina, frascos de yogur, frutas, jugo de naranja, pan y una cafetera moka, mientras una persona sostiene una taza al fondo.

Paralelamente, ha crecido el consumo de comida a domicilio, especialmente entre los jóvenes, lo que refleja una preferencia cada vez mayor por la comodidad.

En este contexto, la Thermomix ofrecía una solución eficiente, permitiendo preparar recetas de forma rápida y automatizada. Sin embargo, su elevado coste –con modelos que superan los 1.500 euros– hizo que no estuviera al alcance de todos los consumidores.

Dos repartidores en bicicleta con mochilas de Uber Eats y Glovo circulan por una calle urbana.

Ante esta situación, el mercado reaccionó con alternativas más económicas. Imitaciones y marcas competidoras comenzaron a ofrecer robots de cocina con prestaciones similares a un precio más asequible. En algunos casos, la calidad se vio comprometida, mientras que en otros, los nuevos modelos lograron igualar o incluso superar al original.

Con la proliferación de estos dispositivos, la Thermomix dejó de ser un artículo exclusivo y su demanda comenzó a estabilizarse. Paradójicamente, el factor que impulsó su éxito –la reducción del tiempo en la cocina– es también el que explica su pérdida de protagonismo.

Aunque sigue siendo una herramienta útil,  el auge de los servicios de comida a domicilio ha llevado a muchos consumidores a prescindir incluso del proceso de cocinar. Restando así atractivo a este tipo de electrodomésticos. 

De esta manera, el robot ha pasado a segundo plano, por diversas variables. El electrodoméstico que fue todo un éxito ahora ha pasado a la clandestinidad, superado por la inmediatez de las nuevas generaciones. 

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