Si una persona muere, ¿a quién le toca quedarse con el dinero de su cuenta bancaria?

Cuando un familiar fallece muchas son las dudas que empiezan a pasar por la mente de sus herederos. Una de las que más se repiten es qué sucede con el dinero que tuviera el fallecido en la cuenta bancaria.

Existen varios mitos relacionados con esto, como que el banco se puede quedar con el dinero si nadie lo reclama. Pero lo mejor es conocer la información de primera mano para tenerlo todo bajo control.

Quién es el que se queda con el dinero de la cuenta de un fallecido

De forma general, si alguien fallece, sus familiares son los que deben comunicar lo que ha sucedido a la entidad bancaria. Como afirman los expertos, el banco no cuenta con ningún sistema para enterarse del fallecimiento de los clientes.

En este punto, los familiares deben demostrar ante la entidad que son los herederos y que, por tanto, tienen derecho a ese patrimonio. Para hacerlo, deben aportar estos documentos:

• El certificado de fallecimiento del Registro Civil.
• El certificado de Últimas Voluntades, que se pide en el Registro Civil.
• Una copia del testamento, en caso de que lo hubiera.

Después, si el difunto no hubiera dejado por escrito nada más, los herederos solo deben acudir a la entidad con dicha documentación en calidad de herederos legítimos para poder acceder al dinero de la cuenta bancaria.

¿Se puede quedar el banco con el dinero?

Uno de los mitos más extendidos que existen es que, en el caso de que los herederos no reclamen ese dinero, el banco se quedará con él. Sin embargo, como recuerdan los expertos, esta no es la realidad.

Asimismo, si pasa el plazo de 20 años que tienen los herederos legítimos para reclamar la cantidad que hubiera en el banco, este tampoco se lo queda la entidad. En su lugar, pasa de forma obligatoria al Tesoro Público.

Por otro lado, cabe destacar que las entidades cuentan con sistemas informáticos programados para detectar asuntos como que no existan movimientos en la cuenta, entre otros. Esto puede dar alguna pista sobre un posible fallecimiento del cliente, aunque no pueden asegurarlo al 100%.