Mario Picazo habla del cambio en 2025 que muy poca gente espera: 'Puede suponer...'
El experto ha querido adelantarse y hablar ya de la tendencia que puede haber este nuevo año 2025 con el clima
Con el 2024 llegando a su fin, muchas miradas se centran en lo que nos deparará el 2025 en términos de clima y temperaturas globales. 2024 será recordado como el más cálido desde que se tienen registros, marcando un hito preocupante al superar el grado y medio de calentamiento global respecto a los niveles preindustriales.
Sin embargo, expertos como Mario Picazo señalan que el panorama podría cambiar ligeramente si se materializan ciertas condiciones climáticas en el nuevo año.
2024: un año récord en calor y anomalías climáticas
El año 2024 no solo será histórico por ser el más cálido registrado. También por las extremas olas de calor, tanto atmosféricas como oceánicas, que marcaron el calendario. La presencia de El Niño en los primeros meses del año, dice Mario Picazo, aportó un exceso de energía en la región del Pacífico.
El Niño, un fenómeno que provoca un aumento de las temperaturas del agua en el Pacífico ecuatorial, ha sido un motor clave del calor excepcional. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), las condiciones de este fenómeno contribuyeron significativamente a que 2024 superara todos los récords previos.
¿La Niña como contrapeso en 2025?
Pero Mario Picazo lo tiene claro. A medida que avanzamos hacia 2025, los pronósticos apuntan a un posible cambio en el comportamiento climático con la formación de La Niña. "El enfriamiento que genera La Niña puede suponer restar algunas décimas de grado a la temperatura media global del 2025".
Este fenómeno, que enfría las temperaturas de la superficie del océano en el Pacífico ecuatorial central y oriental, podría actuar como un contrapeso al aumento del calor. Según la Met Office del Reino Unido, si La Niña se desarrolla como está previsto, podría restar algunas décimas de grado a la temperatura media global de 2025.
Esto haría, según dice Mario Picazo, que 2025 sea ligeramente menos cálido que su predecesor. Sin embargo, este escenario está cargado de incertidumbre. Los últimos modelos climáticos sugieren que, de formarse, La Niña sería débil, limitando su capacidad para contrarrestar las anomalías térmicas positivas acumuladas en 2024.
Además, las anomalías de temperatura en otros océanos podrían persistir con intensidad, anulando el efecto de enfriamiento que La Niña podría aportar.
Factores adicionales que pueden influenciar el 2025
Más allá de La Niña, hay otros elementos que podrían influir en las temperaturas de 2025, explica Mario Picazo. Las anomalías térmicas en los océanos, especialmente en regiones clave como el Atlántico Norte, han sido persistentes y extremas en 2024, y es probable que su impacto continúe.
Además, fenómenos inesperados, como erupciones volcánicas o cambios en la actividad solar, pueden alterar el balance energético del planeta, incrementando los grados del mismo.
Con una probabilidad del 55% de que La Niña se forme entre diciembre de 2024 y febrero de 2025, se presenta un escenario climático cargado de interrogantes. Hay señales de un posible enfriamiento relativo, pese a ello, la incertidumbre sobre La Niña y otros factores deja abierta la posibilidad de que 2025 continúe como 2024.
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