Adiós a este plato preparado del supermercado: es el peor de España, según la OCU

Es habitual que, a menudo, vayamos al supermercado y escojamos una opción preparada para no tener que cocinar, al menos por un día. Y es que hay múltiples platos a escoger, y uno de ellos son las albóndigas. 

Sin duda, preparar albóndigas caseras es una tarea laboriosa. Desde picar cebolla, ajo y perejil, mezclar la carne con pan remojado en leche, freír tras pasarlas por harina, hasta elaborar un sofrito para acompañarlas. Se trata de un proceso requiere tiempo y dedicación. 

Y, a veces, la tentación de optar por un plato preparado del supermercado resulta irresistible. Pero, claramente, muchas de ellas no alcanzan el sabor y la calidad de las versiones caseras. 

Por eso, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha decidido analizar las albóndigas precocinadas disponibles en supermercados. El estudio ha evaluado criterios como el etiquetado, la composición nutricional, la presencia de aditivos y el grado de procesamiento. Y el resultado está claro. 

Estas son las peores albóndigas del supermercado, según la OCU 

Las albóndigas con patatas de Carrefour se han posicionado como las peores en términos de degustación, según la OCU. Este producto en particular contiene 5 gramos de sal por envase, lo que ya cumple con el límite diario recomendado solo con una porción. Una alta salinidad que las hace especialmente desaconsejables para personas con hipertensión. 

Además, los resultados de la OCU han desvelado que, aunque los valores de grasas en las albóndigas precocinadas son adecuados, existen notables diferencias. Especialmente en los niveles de hidratos de carbono en aquellos productos que incluyen acompañamientos como arroz o patatas. 

También un aspecto preocupante es la cantidad de sal presente en estos platos. Todas las albóndigas analizadas contienen, en promedio, 3,6 gramos de sal por envase. Y es que el límite diario recomendado de 5 gramos. 

Otro hallazgo relevante es la elevada cantidad de aditivos presentes en estos productos. Entre los ingredientes identificados se encuentran colorantes, aromas artificiales, mono y diglicéridos de ácidos grasos, almidón modificado o glutamato. Estos aditivos mejoran la textura y prolongan la vida útil del producto, pero plantean preocupaciones sobre su impacto en la salud a largo plazo.