
VOX se consolida como la gran fuerza política de las clases populares
El partido de Abascal lidera el voto obrero y avanza entre desempleados, sectores humildes y zonas rurales
La campaña andaluza de 2018 marcó la entrada de VOX en la política nacional. Santiago Abascal apareció a caballo, en un vídeo con tono épico. Sus detractores lo ridiculizaron como símbolo de privilegio, pero ese estigma no ha frenado su expansión electoral.
Lejos de ser un partido de élites, las encuestas revelan que VOX avanza con fuerza entre la clase trabajadora y los sectores más humildes. Abascal se acerca así a su objetivo de construir un partido con presencia en todos los estratos sociales.
El último barómetro del CIS sitúa a VOX como primera fuerza en varias ocupaciones de baja cualificación. Entre trabajadores con tareas elementales alcanza el 20,2%, superando ampliamente al PP y al PSOE.
En operarios y artesanos, su apoyo llega al 25,8%, y entre operadores de maquinaria se dispara hasta un contundente 41,2%. También lidera la intención de voto entre los parados, con un 23,2%.
En el sector agroganadero, forestal y pesquero, VOX suma un 27,5%, casi empatado con el PP y muy por encima del PSOE. Incluso en el comercio y servicios roza el liderazgo con un 17,7%.
El impacto del discurso sobre inmigración y seguridad
Uno de los factores que explica este avance es la capacidad de VOX para situar la inmigración en el centro del debate político. Casos como el veto a celebraciones islámicas en instalaciones públicas de Jumilla han reforzado su imagen de firmeza.
Según el politólogo Eduardo Bayón, VOX combina un mensaje antipolítico con un discurso anti-inmigración que moviliza a amplias capas populares. El resultado es un crecimiento que ya recuerda al de Marine Le Pen en Francia.

El CIS confirma que, mes a mes, el partido aumenta su base en sectores que tradicionalmente votaban a la izquierda. El salto de junio a julio ha sido especialmente notable en el campo y entre los desempleados.
Pese a estos avances, VOX aún presenta debilidades. Sus apoyos son menores entre pensionistas y quienes realizan trabajo doméstico no remunerado, colectivos mayoritariamente femeninos. Entre los jubilados, su intención de voto es del 7%, frente al 21,5% del PP y el 27,8% del PSOE.
En el ámbito educativo, VOX destaca más entre quienes no tienen estudios universitarios, con porcentajes cercanos al liderazgo. Sin embargo, su apoyo baja entre titulados superiores y personas sin estudios, grupos de edad avanzada.
Analistas como Guillermo Fernández creen que el partido está en un “momento de expansión” que puede ampliarse si logra penetrar en esos segmentos.
Para ello, seguirá centrando su discurso en inmigración, identidad y seguridad, tres ejes que han demostrado eficacia electoral.
Un fenómeno con similitudes internacionales
La estrategia de VOX guarda paralelismos con otros partidos europeos de derecha populista. En Francia, el Reagrupamiento Nacional consolidó su voto obrero con mensajes similares.
En Estados Unidos, Donald Trump ganó apoyo en zonas deprimidas gracias a un discurso directo y crítico con las élites.
Estudios recientes, como el elaborado por el Instituto de Investigación Económica y Social de Irlanda, señalan que las comunidades desfavorecidas son más receptivas a mensajes que presentan la inmigración como amenaza.

Esta tendencia refuerza la idea de que VOX ha encontrado un nicho electoral donde la izquierda ha perdido influencia.
Su capacidad para canalizar el descontento y ofrecer un mensaje claro lo posiciona como alternativa real para amplios sectores sociales.
VOX ha roto el cliché de partido exclusivo para clases acomodadas. Hoy lidera en varias categorías laborales bajas, crece entre los desempleados y gana espacio en zonas rurales.
Si logra reducir la brecha con jubilados y mujeres, podría situarse como fuerza hegemónica en el voto popular.
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