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POLÍTICA

Terremoto en Sumar con la dimisión de su cerebro económico

La salida de Carlos Martínez agudiza la sangría interna y amenaza el liderazgo de Yolanda Díaz

Carlos Martínez ha abandonado sus cargos orgánicos en Sumar, aunque mantiene su escaño en el Congreso.

Era uno de los dos coordinadores de la coalición, una figura clave tras el mal resultado en las elecciones europeas. Su marcha se percibe como otro síntoma de la fragilidad interna del proyecto que lidera Yolanda Díaz.

Martínez, considerado por algunos como el principal referente económico de Sumar, deja un vacío en la dirección del partido.

Su perfil técnico y su cercanía con la cúpula lo habían convertido en un apoyo estratégico para Díaz. Sin embargo, su salida  añade incertidumbre a una formación que no atraviesa su mejor momento.

No es un caso aislado. En solo dos años de legislatura, Sumar ha visto salir a varias figuras relevantes por distintos motivos.

Marta Lois, Íñigo Errejón y Elisabeth Duval son ejemplos recientes de esta sangría interna. A ello se suma la fuga de Podemos y la marcha de la diputada de Compromís Àgueda Micó, ahora en el Grupo Mixto.

Erosión constante y encuestas en contra

La acumulación de dimisiones y cambios ha reforzado la idea de que Sumar está en un ciclo descendente.

Hombre de cabello canoso y gafas sosteniendo unos papeles frente a un atril con micrófonos y una bandera de España en un fondo institucional del Congreso de los Diputados

Las encuestas confirman este deterioro: parte del voto que Díaz logró aglutinar ha vuelto al PSOE. Incluso con los socialistas en un momento de debilidad, Sumar no logra recuperar el terreno perdido.

Podemos también está recortando distancias. Según promedios de encuestas, el partido morado se acerca a Sumar y se sitúa ya a solo unas décimas.

Si se produce el sorpasso, el golpe político y demoscópico para Díaz podría ser decisivo. Un cambio así no solo afectaría a su peso en el Congreso, sino también a su capacidad de influir en el espacio progresista.

Este retroceso coincide con un panorama político especialmente complicado para la coalición. Hay dos temas clave para su electorado en los que Sumar se encuentra en una posición incómoda.

El primero es el aumento del gasto militar, una medida que España tendrá que asumir antes o después. El segundo es la lucha contra la corrupción, un asunto muy sensible entre los votantes de izquierdas.

Al estar en el Gobierno, Sumar carece de margen para marcar distancias en estos frentes. Mientras tanto, Podemos aprovecha para ejercer una oposición frontal en ambos temas, sintonizando mejor con el sentir de su base electoral. Esta diferencia de estrategia puede acentuar la fuga de apoyos.

Un futuro incierto en la izquierda

El escenario preelectoral añade más presión a Yolanda Díaz. El espacio a la izquierda del PSOE se perfila fragmentado y con pocas opciones de unidad.

La posibilidad de que fuerzas como Izquierda Unida o Compromís se distancien de Sumar es real. Si estos partidos buscan nuevas alianzas, el proyecto de Díaz podría perder más peso territorial y orgánico.

Mujer rubia hablando en un mitin al aire libre con micrófono y atril de la coalición Sumar, levantando el pulgar de la mano derecha y usando una pulsera de colores

La vicepresidenta también afronta el reto de mantener cohesionado a un grupo parlamentario con sensibilidades diversas.

Las tensiones internas y la competencia externa dificultan la elaboración de un discurso coherente. La falta de resultados visibles en temas clave para su electorado erosiona su imagen de liderazgo.

En este contexto, la estrategia comunicativa será determinante. Sumar necesita diferenciarse del PSOE sin romper con él, y al mismo tiempo neutralizar el avance de Podemos.

Esta tarea es especialmente complicada cuando se gobierna en coalición y se comparten decisiones impopulares.

El desgaste acumulado y la pérdida de figuras de referencia alimentan las dudas sobre la viabilidad a medio plazo del proyecto.

La marca Sumar nació como una plataforma de unidad, pero hoy parece más un campo de batalla político. Cada salida relevante debilita el relato de renovación que Díaz intentó construir.

Si las encuestas siguen la tendencia actual, Sumar podría afrontar las próximas elecciones con menos fuerza que nunca.

La falta de cohesión interna y el avance de competidores en su mismo espacio electoral son obstáculos difíciles de superar.

Para Yolanda Díaz, los próximos meses serán decisivos. Tendrá que demostrar que puede revertir la caída y presentar un proyecto atractivo para el electorado progresista.

De lo contrario, el futuro de Sumar podría quedar reducido a una nota a pie de página en la historia reciente de la política española.

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