Logo edatv.news
Logo twitter
Hombre de cabello rizado y gafas con traje oscuro y corbata negra sentado frente a un micrófono en un entorno formal
POLÍTICA

El temor de Álvaro García Ortiz a las preguntas de la acusación

El fiscal afirmó que borró mensajes por “razones de seguridad” tras la declaración de varios agentes de la UCO ante el Supremo.

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, llegó al Tribunal Supremo en un ambiente cargado de expectación y recelo.

Su comparecencia, seguida de cerca por la cúpula judicial, estuvo marcada por un silencio que sonó más a precaución que a calma. Durante más de una hora, García Ortiz evitó responder a las preguntas de la acusación y se ciñó solo a su defensa y al Ministerio Público.

El Supremo esperaba aclaraciones sobre su papel en el caso González Amador, una investigación que ha abierto grietas en la Fiscalía.

García Ortiz insistió en que todas sus decisiones fueron “institucionales y necesarias”, negando cualquier irregularidad. Alegó que el borrado de varios mensajes personales se debió a “motivos de seguridad”, sin ofrecer más detalles a los magistrados. Su estrategia de contención fue interpretada como una maniobra para evitar contradicciones que pudieran perjudicarle más adelante.

La acusación particular le reprochó haber actuado con parcialidad al intervenir tras las declaraciones de Isabel Díaz Ayuso.

Según el fiscal general, su reacción fue una respuesta “proporcional” ante las insinuaciones de persecución política lanzadas por Ayuso. Ese argumento sirvió para justificar el envío del correo del 2 de febrero, pieza clave en la querella que hoy pesa sobre él. Durante su testimonio, García Ortiz trató de desmontar la versión de la acusación señalando un “dato esencial omitido” en el caso.

Hombre de cabello rizado y gafas hablando frente a un micrófono mientras viste traje y corbata en un entorno formal

Afirmó que el correo no fue dirigido al empresario González Amador, sino a un tercero, lo que alteraría el sentido de la investigación. También recalcó que el documento entregado meses después fue manipulado, lo que, según él, “desvirtúa por completo los hechos”.

Para el fiscal, la querella es el resultado de una campaña mediática y de un “pacto interesado” que busca dañar su credibilidad.

Aun así, su negativa a responder a las preguntas más directas generó dudas entre los presentes sobre la solidez de su defensa.

El silencio de García Ortiz, lejos de protegerlo, incrementó la percepción de que teme un giro inesperado en el proceso judicial. Entre los asistentes al Supremo, se respiraba un aire de prudencia, pero también la sensación de que el caso puede complicarse.

Hombre de cabello rizado y gafas con traje negro y corbata, de pie frente a una puerta de madera

La figura de García Ortiz, en este contexto, se debilita cada vez más y su futuro al frente del Ministerio Público parece incierto. A pesar de sus intentos por mostrarse sereno, el fiscal general se enfrenta a una creciente presión interna y judicial.

Su comparecencia ante el Supremo, lejos de cerrar el debate, ha reavivado la desconfianza sobre su independencia y su gestión.

El silencio de García Ortiz puede ser una táctica procesal, pero también un reflejo del desgaste de una figura bajo sospecha.

➡️ España ➡️ Política

Más noticias: