
PSOE de Don Benito en la cuerda floja tras un aluvión de escándalos
Afiliaciones sospechosas, dimisiones y maniobras internas colocan al PSOE de Don Benito en el centro de la polémica
El PSOE de Don Benito atraviesa una crisis sin precedentes que ha sacudido los cimientos de la agrupación local.
Las denuncias internas de militantes han sacado a la luz un conjunto de irregularidades que ponen en entredicho la legitimidad de la actual dirección.
El trasfondo es un proceso de renovación marcado por afiliaciones masivas, maniobras poco transparentes y un clima de división que amenaza con fracturar al partido en la localidad.
El foco de las críticas está en las afiliaciones realizadas en el mes previo al cierre del censo del 1 de junio de 2024. En ese periodo se registraron casi cuarenta nuevas altas en el PSOE de Don Benito, la mayoría vinculadas a familiares, amigos y conocidos de Manuel Gómez Parejo y su círculo cercano.
Diversos testigos aseguran que las fichas de afiliación fueron entregadas en la sede local en bloques, incluso transportadas en el vehículo del propio Gómez.
Aunque estas altas no vulneraban formalmente los estatutos, sí fueron vistas como un movimiento calculado para reforzar artificialmente el peso del candidato en las primarias.
Militantes críticos reclamaron información a la ejecutiva local, entonces dirigida por José Luis Quintana, pero se encontraron con un muro de silencio.
Hubo peticiones verbales y por escrito que jamás obtuvieron respuesta, lo que generó indignación y sensación de opacidad.
El malestar se amplió cuando las impugnaciones presentadas ante la ejecutiva federal en Ferraz tampoco obtuvieron contestación.
Para muchos militantes, esta falta de transparencia confirmó que el proceso estaba diseñado para favorecer a un único aspirante. Así, quedaba en segundo plano la igualdad de oportunidades que debería regir en las elecciones internas.
Dimisiones en cadena y maniobras de supervivencia
La tensión explotó el 22 de julio de 2024, cuando trece de los veinticinco miembros de la ejecutiva local presentaron su dimisión.

De acuerdo con los estatutos, esa decisión suponía el cese automático del órgano, incluida la secretaría general encabezada por José Luis Quintana. Sin embargo, lejos de aceptar la caída, Quintana intentó maniobrar para presentarse como dimitido y no como cesado.
Esa misma mañana convocó a los miembros que aún le eran fieles y a antiguos asesores para elaborar un escrito de renuncia con fecha anterior a las dimisiones ya registradas.
La jugada, apoyada por dirigentes provinciales y regionales, fue difundida en redes sociales para aparentar que se trataba de una decisión voluntaria.
Los críticos lo consideran una maniobra para salvar la imagen pública del exalcalde y ocultar la fractura interna.
Tras este episodio, la agrupación quedó bajo el control de una gestora en la que cuatro de sus cinco miembros eran afines a Manuel Gómez.
El movimiento fue interpretado como un intento de blindar el poder del candidato oficialista, en detrimento de un proceso realmente abierto y participativo.
Votaciones sin legitimidad
El desenlace llegó el 6 de octubre de 2024 con la votación para elegir la nueva ejecutiva local. De los 159 militantes censados, solo acudieron a votar 87.
Manuel Gómez logró 77 apoyos, mientras que 10 afiliados optaron por abstenerse. Lo más significativo fue que 72 militantes decidieron no participar, como señal de rechazo a un proceso que consideraban corrompido.

Con estas cifras, Gómez asumió la secretaría general con menos del 50% del apoyo de la militancia censada. Para sus críticos, el resultado demuestra que carece de legitimidad real y que su liderazgo se sostiene únicamente gracias a un censo inflado con afiliaciones de dudosa neutralidad.
A las sospechas se suma un detalle llamativo. Algunas altas registradas el 6 y 7 de junio aparecían reflejadas en el censo como si hubieran sido tramitadas el 1 de junio. De este modo, entraban en la fecha oficial de cierre.
Esa incongruencia ha alimentado las acusaciones de manipulación documental y falta de control interno.
Un partido roto y bajo sospecha
Las irregularidades no se limitaron al proceso de afiliación. Militantes denuncian que durante meses Manuel Gómez ejerció de portavoz del grupo municipal sin haber sido designado formalmente por la ejecutiva.
También se han señalado presuntas compras de voluntades a cambio de empleos y promesas de cargos, así como vínculos entre dirigentes socialistas locales y empresas beneficiadas por contratos o subvenciones públicas.
El propio currículum de José Luis Quintana, actual delegado del Gobierno en Extremadura, ha sido cuestionado por presentar contradicciones según el momento político.
Sus estudios y experiencia laboral han variado en función de la biografía publicada en medios y webs oficiales, lo que para algunos militantes refleja una falta de rigor y transparencia.

El resultado es un PSOE de Don Benito dividido, debilitado y cuestionado incluso por sus propias bases. Muchos militantes han optado por el silencio o la abstención como forma de protesta. Mientras que otros exigen una regeneración profunda que devuelva la credibilidad al partido.
Hoy, la agrupación socialista de Don Benito aparece más cercana al clientelismo y al enfrentamiento que a los principios de igualdad y democracia que proclama.
Un escenario que deja abierta la incógnita de si el partido podrá recuperar la confianza perdida o si seguirá hundiéndose en la desafección ciudadana.
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