
El presidente de La Vuelta califica los hechos violentos de 'inaceptables' del domingo
Según explicó, ya se habían registrado incidentes en San Sebastián de los Reyes y en Alcobendas
La 80.ª edición de La Vuelta a España terminó de la peor manera posible. La última etapa, prevista para cerrar la competición en el corazón de Madrid, fue cancelada tras la irrupción de manifestantes propalestinos en el recorrido. El director de la carrera, Javier Guillén, ha calificado los hechos de “inaceptables” y ha lamentado la imagen que se proyectó al mundo.
Guillén fue claro en su valoración. “Lamento y condeno lo ocurrido en la última etapa, las imágenes hablan por sí solas. Es inaceptable lo que ocurrió, especialmente en el circuito”, afirmó.

Añadió que no se puede sacar nada positivo de lo vivido y que episodios de este tipo no deben repetirse en el futuro.
La tensión se arrastraba desde la salida. Según explicó, ya se habían registrado incidentes en San Sebastián de los Reyes y en Alcobendas. Allí comenzaron las primeras invasiones de la calzada.
Pese a los intentos de los organizadores y de las fuerzas de seguridad, la situación se complicó. Sobre todo cuando la carrera entró en el circuito urbano de Madrid.
“Sabíamos que era un día complicado. Vimos que se producían incidentes. Primero en San Sebastián de los Reyes y Alcobendas, y en el circuito ya había invasión de la calzada”, relató Guillén.
La situación alcanzó su punto crítico a solo tres kilómetros de la meta.
Otro grupo de manifestantes volvió a irrumpir en el recorrido, lo que provocó caídas entre los ciclistas. Ante el riesgo evidente para la integridad de los corredores, la organización decidió cancelar la etapa.

La medida fue inédita y amarga para una competición con tanta tradición. No hubo ganador de la última jornada.
Jonas Vingegaard, que ya tenía asegurado el triunfo en la clasificación general, tampoco pudo celebrar en condiciones su victoria final. El podio se vio ensombrecido por el caos.
Guillén subrayó que el deporte y las protestas podían haber convivido. A su juicio, no era necesario que una reivindicación política afectara de forma tan directa a un evento deportivo internacional. “Se podía haber convivido las manifestaciones y el deporte”, defendió.
La cancelación dejó una huella negativa en la imagen de España como organizadora de grandes eventos. La Vuelta es una de las tres grandes rondas ciclistas del calendario mundial. Su última jornada suele ser una fiesta para la ciudad anfitriona y un escaparate mediático seguido en numerosos países.
En esta ocasión, la fiesta se convirtió en bochorno. Guillén insistió en que no se puede repetir un episodio semejante. El ciclismo, dijo, debe ser sinónimo de deporte, convivencia y espectáculo, no de caos y violencia.
La Vuelta cierra así una edición marcada por las protestas. Lo sucedido en Madrid obliga a reflexionar sobre cómo garantizar la seguridad en futuras ediciones. Para Guillén, la lección está clara: el deporte no puede quedar rehén de conflictos políticos.
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