
Marruecos construye su imperio energético mientras Sánchez regala vehículos militares
Un megaproyecto energético avanza en África mientras España cede recursos clave sin contrapartidas visibles
El Gobierno de Marruecos ha anunciado la finalización de los primeros estudios de viabilidad del ambicioso gasoducto Africano Atlántico.
Esta iniciativa posicionará a Marruecos como el único corredor energético que unirá Europa, África y la cuenca del Atlántico. El ministro de Transición Energética marroquí confirmó que también se han concluido los estudios de ingeniería y diseño del proyecto.
Actualmente, se están llevando a cabo estudios de campo, así como evaluaciones de impacto ambiental y social.
En una primera fase, la colaboración para la construcción del gasoducto incluirá a Senegal y Mauritania. Según las autoridades marroquíes, este proyecto no sólo impulsará el desarrollo económico, sino que también acelerará el acceso a la electricidad.
Además, la infraestructura energética se considera un pilar estratégico en la transformación de Marruecos, dentro de sus planes de independencia energética.
En palabras del propio ministro, el país busca dejar de depender de combustibles extranjeros y reforzar su soberanía en materia energética.
No obstante, los datos oficiales revelan que la situación energética marroquí está lejos de ser ideal. Según el Consejo Supremo de Cuentas de Marruecos, solo el 5% de la economía energética que se promocionaba existía realmente.
Esta brecha evidencia la necesidad urgente de proyectos como el gasoducto Africano Atlántico.

En este contexto de transformación energética, España ha decidido regalar una flota de vehículos a Marruecos. Mientras Rabat invierte millones en convertirse en un actor energético global, el Gobierno español envía recursos que podrían ser vitales en su propio país.
Los vehículos donados forman parte de una ayuda que, en otros contextos, habría generado un amplio debate nacional. La entrega de material a Marruecos contrasta con las crecientes necesidades de inversión en infraestructuras públicas españolas.
El gasoducto Africano Atlántico promete recorrer miles de kilómetros para abastecer a varios países africanos y conectar con Europa.
Marruecos busca así reforzar su papel geoestratégico, no sólo como productor, sino como distribuidor de energía.
Según las autoridades marroquíes, este corredor fomentará los programas de creación de empleo, impulsará la industrialización y abrirá nuevas rutas comerciales. Todo bajo el paraguas de la sostenibilidad y la integración regional.
El megaproyecto también se enmarca en un plan más amplio para convertir a Marruecos en líder energético en el continente africano. El país aspira a aprovechar su posición geográfica para beneficiarse de las futuras rutas comerciales energéticas.
Mientras tanto, España parece resignarse a jugar un papel secundario en el tablero energético africano. A pesar de su cercanía y de su tradicional influencia en la región, Madrid cede terreno ante la diplomacia proactiva de Rabat.
La entrega de vehículos es solo un símbolo más de una relación desequilibrada. Marruecos avanza hacia un futuro de autonomía energética y desarrollo, mientras España contribuye sin exigir reciprocidad.
En definitiva, el gasoducto Africano Atlántico podría cambiar la dinámica energética del hemisferio. Y Marruecos, con ambición y estrategia, ya ha empezado a construir ese futuro.
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