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Una mujer de cabello oscuro y lacio con una expresión neutral está frente a un fondo que combina un edificio moderno y elementos gráficos geométricos.
POLÍTICA

María Blasco se aferra al CNIO tras su despido y sigue acudiendo a su despacho

Se niega a marcharse pese a su cese y mantiene privilegios mientras crece el malestar en el centro

María Blasco, exdirectora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), se aferra a su puesto pese a haber sido cesada oficialmente.

En una carta de despedida a los trabajadores, Blasco afirmó que "en la vida hay que saber llegar y saber marcharse". Sin embargo, su actitud tras ser destituida el pasado 29 de enero parece contradecir sus propias palabras.

A pesar de que su despido fue inmediato, sigue ocupando su despacho y su plaza de garaje, además de continuar dando órdenes al departamento de comunicación del centro.

Fuentes internas del CNIO aseguran que la exdirectora no abandonará su cargo hasta el 20 de febrero. Según Blasco, aún le corresponden 15 días de permanencia en el puesto desde la notificación oficial de su cese.

Sin embargo, expertos en derecho laboral explican que esta interpretación es errónea. La normativa aplicable a altos directivos establece que no tienen derecho al preaviso de 15 días. Generalmente, esto implica un preaviso mínimo de tres meses o una indemnización compensatoria.

Un centro con dos directores

Mientras Blasco sigue instalada en su despacho, el CNIO cuenta oficialmente con un nuevo director interino. Se trata de Fernando Peláez, responsable del Programa de Biotecnología, quien asumió el cargo tras la destitución de Blasco.

No obstante, la exdirectora continúa haciendo acto de presencia en el centro, utilizando los recursos destinados a su antiguo puesto.

La situación ha generado malestar entre los trabajadores del CNIO, quienes desean cerrar esta etapa marcada por la controversia.

Una persona con cabello largo y oscuro, vestida con un traje blanco, está de pie con los brazos cruzados frente a un árbol y rodeada de vegetación.

En las últimas semanas, la institución ha estado en el ojo del huracán debido a diversas informaciones sobre supuestos despilfarros, contratos irregulares y abuso de poder por parte de su exdirectora.

Blasco fue destituida tras revelarse los detalles de un costoso programa de arte que incluyó viajes alrededor del mundo y la compra de obras por casi un millón de euros.

La iniciativa, conocida como CNIO-Arte, quedó suspendida el 17 de diciembre por orden del patronato del centro. Sin embargo, dos meses después, el CNIO sigue pagando los sueldos de las tres personas contratadas específicamente para este proyecto.

Un programa artístico ajeno a la investigación oncológica

El proyecto CNIO-Arte fue impulsado bajo la dirección de María Blasco y generó numerosas críticas. Su finalidad era supuestamente unir el arte con la ciencia, pero terminó representando un elevado gasto económico que ha sido cuestionado.

Entre las adquisiciones del programa se encuentran obras valoradas en casi un millón de euros.

Pese a la paralización del proyecto, el CNIO sigue destinando fondos para pagar los salarios de quienes lo gestionaban.

Una persona de cabello oscuro y vestimenta negra está de pie frente a un cartel que anuncia seminarios científicos.

Entre ellos, Juan de Nieves, director de la Oficina de Imagen Institucional del centro y principal responsable del programa. Su sueldo ronda los 100.000 euros anuales, y su trayectoria profesional está vinculada al mundo del arte, sin relación directa con la investigación científica.

Además de de Nieves, otros dos empleados continúan cobrando del CNIO: un asistente y una trabajadora del departamento de comunicación.

El coste total de estas tres nóminas asciende a 200.000 euros al año, un gasto que muchos consideran innecesario.

Por su parte, el patronato del CNIO busca recuperar la estabilidad tras estos meses de polémicas. Sin embargo, el legado de Blasco, marcado por decisiones cuestionables y gastos millonarios ajenos a la investigación oncológica, sigue generando interrogantes.

La comunidad científica y los trabajadores del centro esperan que su salida definitiva permita pasar página y retomar la labor investigadora sin más distracciones.

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