
Las mafias consolidan la ruta migratoria de Argelia a Baleares
Las fuerzas de seguridad alertan de qué septiembre será un mes de riesgo, con mayor actividad de las redes que operan en el Mediterráneo
Las mafias de la trata han fijado la ruta entre Argelia y Baleares como corredor clave, cobrando entre 5.000 y 10.000 euros por persona. Las fuerzas de seguridad alertan de qué septiembre será un mes de riesgo, con mayor actividad de las redes que operan en el Mediterráneo.
Agentes de Policía Nacional y Guardia Civil confirman que las condiciones actuales favorecen un repunte de travesías en esta ruta marítima. El viaje finaliza en las costas baleares, aunque comienza mucho antes, con redes que actúan en países africanos y asiáticos de origen.
Níger, Somalia, Afganistán, India, Malí o Bangladesh son algunos puntos donde las organizaciones tienen oficinas para captar a los inmigrantes. Los precios varían según el pasaporte. Subsaharianos y asiáticos pagan entre 8.000 y 10.000 euros, mientras los argelinos abonan 5.000.
Para alcanzar la salida, los migrantes cruzan unos 300 kilómetros de desierto hasta los alojamientos controlados por estas organizaciones. La cooperación entre las distintas oficinas es constante y responde a un mismo lema: “tú ganas, yo gano”, señalan fuentes policiales recogidad por el medio La Razón.
Además de la logística, las mafias instruyen a los inmigrantes en qué respuestas dar a los agentes cuando llegan a territorio español.
Les recomiendan declararse como malienses o somalíes y alegar persecución bélica, lo que aumenta opciones de solicitar asilo en España. No todos los casos coinciden. Algunos migrantes sí proceden de zonas en conflicto, pero otros son marroquíes que ocultan su identidad.
Estos últimos suelen destruir sus pasaportes para que no puedan ser identificados en los controles realizados en costas y centros.
Las salidas desde Argelia se han intensificado por la presión en otros países y las tensiones diplomáticas con el gobierno español. En paralelo, miles de subsaharianos esperan en puertos clandestinos a embarcar hacia Baleares en travesías de alto riesgo vital.

El contexto internacional ha alterado los corredores. En Libia, los señores de la guerra limitan operaciones y reducen las salidas.
Mauritania ha reforzado sus controles tras recibir apoyo económico, mientras Marruecos también frena la salida de subsaharianos hacia España.
Los expertos destacan que las rutas inmigratorias nunca desaparecen, solo cambian de escenario: unas se cierran y otras se abren.
Ejemplo de ello son las seis pateras con 111 migrantes que alcanzaron Baleares entre el lunes y la madrugada del martes. En el CATE, la Policía Nacional recopila testimonios voluntarios que describen las duras condiciones sufridas durante los viajes por desierto.

Las declaraciones recogen patrones comunes: jornadas sin agua, hacinamiento, extorsiones y violencia en manos de las redes criminales.
Los investigadores subrayan que no se fuerza a declarar contra las mafias, ya que los propios migrantes desean relatar lo ocurrido. Las mafias funcionan como empresas internacionales con socios, financiadores y logística, lo que les permite sostener estas rutas marítimas.
El reto de septiembre para Guardia Civil y Policía será contener un repunte previsto de llegadas por esta vía consolidada.
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