Fiestas ilegales y denuncias por maltrato: Alberto Fernández, la vergüenza Argentina
Fotos impactantes y chats filtrados desvelan el lado oscuro del expresidente argentino
En un giro inesperado, el expresidente de Argentina, Alberto Fernández, se encuentra en el centro de un escándalo mayúsculo que combina denuncias de violencia machista y comportamientos inapropiados durante su mandato.
La tormenta estalló este viernes cuando salieron a la luz fotos impactantes de su exmujer, Fabiola Yáñez. Con el rostro y el cuerpo cubiertos de moratones. La información estuvo acompañada de mensajes de texto que detallan los abusos físicos y psicológicos que sufrió durante su relación con el exmandatario.
Las pruebas de la violencia
Las imágenes que han circulado en varios medios no son de una mujer herida en un accidente o en un combate. Sino de Fabiola Yáñez, que durante su tiempo como primera dama fue víctima de brutales agresiones por parte de Alberto Fernández. Las fotos muestran un ojo hinchado y moratones en el brazo, acompañadas de chats filtrados en los que Yáñez describe un ciclo de violencia física que soportó durante días seguidos.
"Venís golpeándome tres días seguidos", le reprochaba Yáñez en uno de los mensajes, y en otro añadía: "Todo el tiempo me golpeas físicamente". A pesar de las súplicas y acusaciones de su entonces esposa, Fernández se victimizaba, pidiéndole que dejara de acusarlo mientras utilizaba excusas como "me siento mal físicamente" o "me cuesta respirar". Pero el punto más oscuro de estos intercambios es el chantaje emocional:
"Si denuncias, si contás, me pego un tiro y me mato", le decía Fernández
Fiestas ilegales y sexuales en plena pandemia
La situación se agrava aún más con la filtración de vídeos en los que Alberto Fernández aparece tonteando con una periodista, Tamara Petinatto, en su despacho oficial en la Casa Rosada.
Las imágenes muestran a la periodista escribiendo una carta de amor mientras bebe cerveza y declara su amor por Fernández. Todo esto mientras el país se encontraba bajo estrictas restricciones debido a la pandemia de Covid-19. Este escándalo recuerda inevitablemente el caso de Bill Clinton y Monica Lewinsky, pero con el agravante de que ocurrió en medio de una emergencia sanitaria.
Además de la prueba como infidelidad lo cual sería un problema matrimonial de índole privado, se suma el uso del despacho de uso profesional. O mejor dicho, mal uso que el exmandatario le daba. Sumado a que lo hacía, afirmado por Tamara Petinatto, bajo sustancias-drogas- aun desconocidas ante la justicia.
Fabiola Yáñez: De víctima a superviviente
Ante la gravedad del escándalo, la Justicia argentina ha tomado medidas para proteger a Fabiola Yáñez, quien actualmente reside en Madrid junto a su hijo y su madre. Se ha reforzado su custodia debido al temor de represalias por parte de Fernández.
La ex primera dama ha denunciado formalmente a su exmarido por "violencia física y mental". Un paso que podría resultar en consecuencias legales significativas para el expresidente.
El juez Julián Ercolini, a cargo del caso, ha dictado una orden de restricción que impide a Fernández acercarse a Yáñez, además de prohibirle la salida del país. Fernández ha sido obligado a entregar su pasaporte, lo que le coloca en una situación de aislamiento tanto a nivel personal como político. Abandonado por sus antiguos aliados y sin poder aparecer en público, su futuro es incierto.
El fin de Alberto Fernández
Las reacciones no se han hecho esperar. Luis D'Elia, un conocido dirigente peronista y antiguo socio de Fernández, ha sugerido que el expresidente debería considerar el suicidio como una salida ante la magnitud del escándalo. Una declaración que refleja la gravedad con la que se percibe la situación dentro de su propio partido.
Además, Fernández ha perdido su puesto como profesor en la Universidad de Buenos Aires, y organizaciones sociales están solicitando que se le retire la pensión vitalicia que recibe como exmandatario.
Alberto Fernández ha respondido a las acusaciones a través de redes sociales, negando los hechos y prometiendo que presentará pruebas que demuestren su inocencia. Sin embargo, la gravedad de las denuncias y el peso de las pruebas presentadas hasta ahora colocan al expresidente en una posición extremadamente complicada. Con el espectro de una condena y la pérdida total de su reputación y sus derechos adquiridos.
Su caída en desgracia parece inevitable. Mientras Argentina observa con asombro cómo un líder que alguna vez ocupó la posición más alta del país se enfrenta. Ahora a la justicia por actos atroces cometidos en la intimidad del poder.
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