Logo edatv.news
Tres personas están sentadas y de pie en la cubierta de un barco, con el mar de fondo y un círculo rojo que resalta otro barco blanco llamado HCH X.
POLÍTICA

Una embarcación de la flotilla de Ada Colau y Greta Thunberg transportó cocaína

Según reveló Crónica Global, el barco navegaba entonces bajo el nombre HCH-X y con bandera de Gibraltar

Este domingo, el puerto de Barcelona fue escenario de una partida cargada de simbolismo. La llamada Flotilla Global Sumud zarpó con destino a Gaza. Veinticuatro barcos y unas 300 personas emprendieron la travesía.

Entre los integrantes se encontraban figuras conocidas: la exalcaldesa Ada Colau y la activista Greta Thunberg.

La salida no estuvo exenta de problemas. El mal tiempo obligó a regresar a varias embarcaciones. Al día siguiente, la flota retomó el rumbo, aunque siete barcos se vieron forzados a abandonar.

Lo que pocos esperaban es que uno de los barcos presentes arrastra un pasado turbio. Se trata del Alma Explorer Yacht, un yate de lujo que en 2018 fue escenario de un importante operativo antidroga. Según reveló Crónica Global, el barco navegaba entonces bajo el nombre HCH-X y con bandera de Gibraltar.

Mujer de cabello corto y canoso con expresión seria, usando una bufanda con estampado blanco y negro y una prenda naranja, en un entorno interior desenfocado.

En agosto de aquel año, agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera lo interceptaron entre Mallorca e Ibiza. El resultado fue escandaloso: 336 kilos de cocaína escondidos en un doble fondo del camarote del capitán. La droga procedía de Colombia.

En la operación fueron detenidos cinco tripulantes. Cuatro de ellos eran holandeses y uno alemán. Sus edades oscilaban entre los 19 y los 54 años.

Todos acabaron encarcelados. El propietario del yate era un ciudadano holandés identificado como Robert G., que lo había adquirido por un millón de dólares.

La historia del barco muestra un pasado accidentado. Antes se llamó Alexsandra, Lady Esther y Marco Polo II. En 2016 sufrió un grave fallo de timón cerca del cabo Ortegal.

La avería provocó una vía de agua y obligó a una operación de rescate de 17 horas por parte de Salvamento Marítimo.

Una multitud aplaude y recibe con entusiasmo a una persona sonriente que camina entre ellos bajo el sol, rodeada de palmeras y ambiente festivo.

Robert G. buscaba pasar desapercibido en el exclusivo Port Adriano, donde pagaba 70.000 euros anuales por el amarre. El lujo contrastaba con las medidas de seguridad instaladas.

Con cámaras en la popa, circuito cerrado de televisión y hasta espejos retrovisores de camión en los costados. Todo pensado para vigilar y evitar sorpresas.

Tras el escándalo del narcotráfico, el yate salió a subasta en 2020. Fue tasado en 350.000 euros, con una puja mínima de 148.750. La embarcación contaba con salón principal, cocina, tres cabinas dobles con baño, dos camarotes adicionales y hasta un jacuzzi en el del capitán.

Finalmente, lo compró la empresa Alma Explorer Yacht. El precio final no se hizo público.

Hoy, el mismo barco navega bajo el nombre Alma Explorer. Y forma parte de una expedición con fuerte carga política y mediática. La presencia de figuras como Ada Colau y Greta Thunberg ha atraído la atención internacional.

Pero la sombra de su pasado vuelve a colocarlo en titulares.

El contraste no pasa desapercibido. Un yate ligado a una de las mayores incautaciones de cocaína en aguas españolas ahora se presenta como parte de una misión humanitaria.

➡️ España ➡️ Política

Más noticias: