
La Diputació reabre el puente de Riba-roja tras la DANA: meses de aislamiento vecinal
El puente de la CV-336, dañado por la DANA de octubre de 2024, vuelve a estar operativo tras una intervención de emergencia financiada con fondos estatales
La Diputació de València ha reabierto este viernes al tráfico el puente de la CV-336 sobre el río Túria en Riba-roja. Una infraestructura clave que conecta el casco urbano con las urbanizaciones del margen norte y con municipios como San Antonio de Benagéber, l’Eliana y la Pobla de Vallbona. El paso había quedado inutilizado tras los graves daños ocasionados por la DANA del pasado 29 de octubre.
El presidente provincial, Vicent Mompó, acudió acompañado de representantes del Gobierno central y la Generalitat para escenificar la reapertura. Según Mompó, “cuando las administraciones van todas a una, los propósitos se cumplen”. Una frase que resume el tono triunfalista de un acto cargado de gestos políticos.
La obra de emergencia ha consistido en la demolición y reconstrucción de varios vanos y pilas dañadas. Cimentación profunda y reposición de todos los elementos de seguridad. Mientras se ejecutaban los trabajos, el Ejército de Tierra instaló un puente provisional tipo Mabey de 48 metros para garantizar un mínimo de movilidad.
La infraestructura, proyectada en 1961 tras la riada de 1957, cuenta con 11 vanos y una longitud de 148,5 metros. El tráfico se ha restablecido tras superar las pruebas de carga, aunque todavía quedan remates de limpieza y adecuación del entorno.
Más allá del discurso institucional, los más de 3.000 vecinos del margen norte de Riba-roja han vivido durante meses serias dificultades de movilidad. La instalación del puente militar alivió en parte la situación, pero no solucionó los problemas diarios: retenciones, trayectos más largos y complicaciones en el acceso a servicios básicos.
Algunos residentes consultados por medios locales critican que la reparación haya tardado más de lo prometido y denuncian falta de información transparente durante el proceso. “Nos dijeron que estaría antes del verano y hemos estado casi un año dependiendo de un puente provisional”, apunta un vecino de la zona de València la Vella.
Coste y responsabilidades
La obra ha sido financiada por el Gobierno de España y ejecutada por la Diputació, con colaboración del Ayuntamiento de Riba-roja. Sin embargo, no se han detallado con precisión ni el coste total de la actuación ni los plazos oficiales de ejecución.
Expertos en infraestructuras cuestionan por qué un puente inaugurado en los años 60 no contaba con sistemas de refuerzo capaces de resistir fenómenos meteorológicos cada vez más recurrentes. La ausencia de explicaciones técnicas sobre el origen de los daños alimenta la sensación de improvisación.
La reapertura se ha utilizado como escaparate para la colaboración entre administraciones. El secretario de Estado de Política Territorial, Arcadi España, insistió en la “coordinación ejemplar” entre Gobierno, Diputació y Ayuntamiento.
La diputada de Carreteras, Reme Mazzolari, celebró que “se devuelve la movilidad a más de 3.000 vecinos”. El alcalde de Riba-roja, Robert Raga, habló de “éxito colectivo”.
Sin embargo, detrás de estas declaraciones queda en evidencia la falta de autocrítica. Nadie asumió responsabilidad por los meses de espera, ni se abordó la pregunta clave. ¿Qué garantías hay de que una nueva DANA no vuelva a dejar la zona incomunicada?
El puente vuelve a estar abierto, y eso es una buena noticia para miles de conductores. Pero el relato oficial no puede ocultar las carencias: retrasos, falta de transparencia y un uso propagandístico de una infraestructura que debería ser, simplemente, un servicio público en buen estado.
La reapertura del CV-336 demuestra la importancia de las obras de emergencia, pero también deja una lección: los vecinos merecen menos propaganda y más certezas.
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