
El dineral que ganan los ministros de Sumar que sujetan al Gobierno de Pedro Sánchez
La trama de Santos Cerdán, que ha acabado con él en prisión, ha puesto el foco en los socios que no dejan caer al PSOE
Los ministros de Sumar no viven mal. Su sueldo anual, según datos verificados por Newtral, ronda los 81.793,80 euros.
Todos perciben esa cantidad salvo una excepción destacada: Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de la formación. Su retribución asciende a 112.081,68 euros al año.
Un total de 357.463,08 euros anuales a los bolsillos de ministros de Sumar. Los mismos que ahora se niegan a dejar caer el Gobierno de coalición.
Estas cifras no pasan desapercibidas, especialmente en un momento en que millones de españoles sufren la presión del coste de vida. Mientras muchos luchan por llegar a fin de mes, parte del Gobierno progresista disfruta de sueldos públicos muy por encima de la media.

Pero el debate va más allá del dinero. Lo que realmente enciende las alarmas es la conexión entre esos sueldos y la estabilidad del Gobierno de coalición. En plena tormenta política, con el PSOE acorralado por los escándalos, Sumar sigue siendo su principal sostén parlamentario.
El caso más reciente, por el que ha entrado en prisión Santos Cerdán, exsecretario de Organización del PSOE, ha añadido más leña al fuego. Se trata de un nuevo episodio que se suma a una larga lista de casos que erosionan la credibilidad del Ejecutivo.
A pesar de todo, Sumar no se desmarca. Ni una crítica frontal ni una amenaza de ruptura. Tampoco un gesto de distanciamiento.
El silencio o la complicidad parecen ser la norma.
Muchos apuntan al poder. Otros, al cálculo electoral. Pero una teoría empieza a cobrar fuerza: los altos sueldos ministeriales son el principal pegamento de esta coalición.
Mientras se mantenga el Gobierno, se mantiene el cargo. Y con él, el sueldo.
La figura de Yolanda Díaz es especialmente simbólica. Líder de un proyecto que nació para renovar la política, su situación actual genera contradicciones.
Critica la corrupción, pero cobra más de 112.000 euros al año. Habla de justicia social, pero guarda silencio ante la corrupción que rodea a sus socios.
En redes sociales, los usuarios no perdonan. Muchos recuerdan las promesas de regeneración y cambio que impulsaron el nacimiento de Sumar. Hoy, esas promesas parecen enterradas bajo el peso de las nóminas oficiales.
El problema no es solo ético, sino político. La falta de reacción ante los escándalos del PSOE erosiona la credibilidad de todo el bloque progresista.

Si Sumar no es capaz de poner líneas rojas, corre el riesgo de ser percibido como cómplice. O incluso como parte del mismo sistema que decía venir a combatir.
La pregunta que muchos se hacen es clara: ¿seguirían tan leales si sus cargos no estuvieran en juego?
En un contexto marcado por el hartazgo ciudadano, los sueldos de los ministros de Sumar se han convertido en un símbolo. No solo de privilegio, sino de dependencia política. Y en política, la dependencia rara vez es buena consejera.
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