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Hombre calvo con barba y gafas vestido con traje y corbata roja frente a un micrófono, con un círculo que muestra el logo de la Guardia Civil UCO y una foto insertada de dos personas sonriendo
POLÍTICA

La demoledora revelación del dueño de una empresa: hizo favores a Koldo

La UCO registró las sedes de varias empresas en busca de documentación por el presunto pago de "mordidas"

Los lazos entre Koldo García y el empresario José Ruz no se rompieron con la salida de José Luis Ábalos del Ministerio de Transportes. Al contrario. Según la declaración del constructor ante el Tribunal Supremo, la relación se mantuvo activa y con favores incluidos.

Ruz es dueño de Levantina, una empresa señalada por la UCO en la investigación del “caso Koldo”. En su testimonio, admitió haber ayudado a García incluso después de que este perdiera su cargo como asesor de Ábalos.

“Koldo se sintió repudiado por mucha gente y a mí me había intentado ayudar”, afirmó. Por eso, según dijo, no tuvo reparos en colaborar con él.

Uno de esos favores fue intentar colocar un negocio de códigos QR. Otro, ejercer como intermediario en la venta de un depósito fiscal en Murcia.

Un hombre con gafas y chaqueta oscura camina mientras es fotografiado por varias personas con cámaras.

"Me pidió ayuda para hacer de corredor", confesó Ruz. También dijo que el favor era para un amigo de Koldo.

Pese a no estar imputado, Ruz declaró ante el Supremo acompañado de su tío, abogado de la empresa. Aunque trató de restar importancia a la relación con Koldo, reconoció haber tenido “muchos” encuentros con él. “Tanto cuando estaba en el Ministerio como después”.

El empresario negó haber hablado de contratos públicos con Koldo. Aseguró que el exasesor “no tenía esa capacidad”. Sin embargo, admitió que muchas de las citas se producían por iniciativa de García.

Uno de los momentos más llamativos fue su viaje conjunto a Gran Canaria. Viajaron en el mismo avión y se alojaron en el mismo hotel.

La obra pública por la que compitieron fue finalmente adjudicada a la empresa. Ruz lo justificó como una “casualidad” y negó cualquier vinculación con la licitación.

También compartieron mesa en La Chaclana, restaurante frecuentado por varios de los implicados. Allí se reunió con Koldo, Jacobo Pombo y un teniente de la Guardia Civil. “Un café de cortesía con un amigo”, explicó el empresario.

El nombre de su empresa, Levantina, ya había salido en boca de Víctor de Aldama, considerado uno de los principales implicados. Aldama entregó un manuscrito en el que apuntaba contratos públicos supuestamente usados para el cobro de comisiones ilegales. Los peritos atribuyen esa nota a Koldo García.

La pieza derivada de esta información fue declarada secreta. A partir de ahí, se autorizó el registro de la casa de Ábalos en Valencia y de la sede de Levantina. La Guardia Civil busca pruebas que confirmen la versión de Aldama y la posible existencia de “mordidas”.

Mientras tanto, Ruz insiste en que nunca pagó sobornos. Asegura que solo intentó resolver “problemas” con la ayuda de Koldo.

Problemas relacionados con sus operaciones en Panamá y Argelia. “Nos hemos cruzado en el AVE, vivimos ambos en Valencia…”, dijo para justificar la cercanía.

Un hombre con gafas y chaqueta oscura se acerca a un taxi mientras varias personas con cámaras lo observan.

La investigación sigue abierta. Pero cada testimonio añade nuevas conexiones entre empresarios, exasesores y contratos públicos. La sombra de los favores se alarga.

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