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Dos hombres en trajes formales, uno con fondo rojo y el otro con fondo gris, ambos con expresiones serias.
POLÍTICA

La CDU consuma su traición: pacta con los socialistas y AfD lidera ya las encuestas

Los ciudadanos votaron por un giro conservador, pero los despachos de Berlín han decidido que siga la misma receta fallida de siempre

La CDU ha sellado su traición. Friedrich Merz pacta con el SPD y cierra la puerta al cambio político que demandaron los alemanes. Los ciudadanos votaron por un giro conservador, pero los despachos de Berlín han decidido que siga la misma receta fallida de siempre.

CDU y SPD, partidos que prometieron no reeditar la 'gran coalición', consuman ahora lo que negaron en campaña: un pacto sin alma. Friedrich Merz será el nuevo canciller de Alemania, pero no como esperaba su electorado: llega a lomos de un acuerdo con los derrotados.

El SPD, que cosechó uno de sus peores resultados, ha encontrado asiento en el poder gracias al miedo a la derecha y la cobardía. La 'gran coalición' regresa con toda su carga de desgaste político, desafección ciudadana y desprecio a la voluntad democrática.

Un hombre con gafas y traje azul está de pie frente a un micrófono con una expresión seria.

Angela Merkel utilizó este modelo durante 12 de sus 16 años en el poder. Alemania vuelve a mirar al pasado en lugar de avanzar. Las promesas de regeneración han durado lo que ha tardado Merz en tocar el sillón de la Cancillería. Cambio, sí; pero hacia atrás.

El argumento oficial es frenar a la AfD. Pero en la práctica, el cordón sanitario está sirviendo para apuntalar al viejo régimen. A las 15:00 horas se espera la comparecencia de Merz, Markus Soeder y Lars Klingbeil para anunciar los detalles del nuevo gobierno.

Los tres confirmarán lo que ya es evidente: que la clase política ha ignorado el veredicto de las urnas y apuesta por el continuismo. Olaf Scholz no formará parte del gabinete, pero seguirá como diputado. Otra figura del pasado que no se resigna a abandonar el poder.

La gran beneficiada de esta traición institucional es Alternativa para Alemania (AfD), que ya encabeza los sondeos a nivel nacional. Según las últimas encuestas, AfD se convierte en la primera fuerza del país, impulsada por el hartazgo con los pactos de la vieja política.

Una persona con gafas y traje azul sonríe frente a un micrófono con un fondo azul claro.

Mientras los partidos tradicionales se reparten el poder, los alemanes giran la vista hacia opciones que prometen romper el sistema. El castigo al engaño se está viendo en tiempo real. La CDU prometió un nuevo rumbo y ahora recorre exactamente el mismo camino.

Este pacto no solo alimenta la desconfianza ciudadana, también refuerza la idea de que el sistema desprecia al votante conservador. Alemania no solo reedita una fórmula fallida, sino que bloquea cualquier alternativa democrática que escape al consenso socialista.

El discurso del miedo ha vuelto a funcionar. Pero cada vez menos alemanes compran ese relato impuesto desde las élites de Berlín. La izquierda pierde elecciones, pero se mantiene en el poder. La derecha gana, pero tiene que ceder ante las exigencias del sistema.

Lo que se consuma hoy en Berlín no es un acuerdo de gobierno: es una burla a los votantes y una claudicación de los principios. La CDU tenía una oportunidad histórica de liderar un nuevo ciclo. En su lugar, ha optado por ser cómplice de quienes llevaron a Alemania al colapso.

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