
Caos en Barajas: fumigan el aeropuerto entre 'problemas' con por los sintecho
Fumigaciones y polémica por personas sin hogar en el aeropuerto de Madrid-Barajas
El aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas ha sido escenario de una intensa actividad de desinfección en los últimos días. Una empresa especializada ha fumigado pasillos, mobiliario y cintas de facturación para erradicar insectos como chinches, garrapatas y cucarachas.
La medida responde a las denuncias de varios trabajadores que reportaron picaduras, acompañadas de fotografías como prueba. Sin embargo, esta no es la única controversia que afecta al aeródromo.
La presencia de personas sin hogar en la terminal T4 ha generado crecientes tensiones. Según el último censo de Cáritas, 421 personas sin techo pernoctan en el aeropuerto, un aumento ligado al fin de las campañas municipales contra el frío. Estas iniciativas buscaban atender a quienes duermen en la calle, pero su conclusión ha llevado a muchas personas a refugiarse nuevamente en Barajas.

Aena, gestora del aeropuerto, ha implementado medidas que, según organizaciones sociales y trabajadores, buscan presionar a las personas sin hogar para que abandonen las instalaciones.
Entre estas acciones destacan restricciones de acceso, cambios en la climatización para hacer las madrugadas más incómodas y la retirada de bancos. Asimismo, el cierre nocturno de baños destinados a personas con movilidad reducida y familias. También se han eliminado enchufes, impidiendo la carga de teléfonos móviles.
Gaspar García, coordinador de la asociación Bokatas, que lleva seis años repartiendo comida y kits de higiene en Barajas, denuncia que Aena les prohíbe acceder al recinto. En 2023, tras una reunión, se les vetó repartir alimentos dentro del aeropuerto. Aunque retomaron la labor en el exterior, una nueva reunión en 2025 reafirmó la prohibición.
“Nos acusan de generar un efecto llamada, pero estas personas no están aquí por un bocadillo”, asegura García. Además, critica que el personal de seguridad exige billetes de avión a quienes identifican como sintecho, una medida no aplicada al resto de usuarios.
García también lamenta que la retirada de mobiliario obliga a estas personas a dormir en el suelo sobre cartones, lo que las hace más visibles y señaladas. Antes, muchos pasaban desapercibidos, camuflados entre los pasajeros.
Ahora, la situación genera más conflictos. El coordinador destaca que el Ayuntamiento de Madrid ofrece ayuda, pero carece de recursos suficientes para atender a todos.
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