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Mujer con ropa tradicional deposita su voto en una urna electoral mientras otra mujer observa durante una jornada de elecciones en Bolivia
POLÍTICA

Bolivia afronta unas elecciones clave que podrían poner fin a 20 años de socialismo

Un total de 7.567.207 ciudadanos dentro del país están habilitados para votar, además de 369.308 residentes en el exterior

Este domingo 17 de agosto, Bolivia celebra elecciones generales para definir nuevo Gobierno y Parlamento en los próximos cinco años.  Un total de 7.567.207 ciudadanos dentro del país están habilitados para votar, además de 369.308 residentes en el exterior.

Los bolivianos elegirán presidente, vicepresidente y a los legisladores de ambas cámaras en un proceso clave para el futuro político. Los votantes en el exterior solo podrán sufragar por el binomio presidencial y no están obligados a participar en los comicios.

Ocho organizaciones políticas se disputan el poder. Dos candidaturas opositoras parten como favoritas en intención de voto. El empresario de izquierda Samuel Doria Medina, vicepresidente de la internacional socialista, encabeza los sondeos, junto al expresidente Jorge Tuto Quiroga (2001-2002). De confirmarse las encuestas, Bolivia podría tener por primera vez una segunda vuelta electoral desde la Constitución de 2009.

Dos hombres sonríen para una selfie en un evento con fondo rojo y letreros de Internacional Socialista rodeados de otras personas asistentes

El balotaje se celebraría si ningún candidato logra más del 50 % de votos válidos o el 40 % con diez puntos de ventaja.

En ese escenario, el Movimiento al Socialismo perdería el control tras dos décadas de hegemonía en el poder político boliviano. El oficialismo llega dividido. Eduardo del Castillo y Andrónico Rodríguez compiten separados, debilitando al bloque vinculado a Evo Morales.

Morales, presidente entre 2006 y 2019, intentó volver a postularse, pero la Constitución le prohíbe una nueva candidatura presidencial. Tras quedar fuera, el exmandatario impulsó protestas y ahora llama a sus seguidores a emitir un voto nulo en señal de rechazo.

Las encuestas reflejan un alto porcentaje de indecisos, así como votos blancos y nulos que podrían influir en los resultados.

Hombre de traje oscuro sentado en una silla de cuero marrón sonriendo con la mano en el mentón y edificios de fondo a través de una ventana

Según la norma vigente, los votos nulos y blancos no se contabilizan como válidos, pero sí forman parte de las estadísticas. Incluso si estas papeletas alcanzan la mayoría, el cómputo se realiza sobre los votos válidos emitidos en la jornada electoral. Las mesas abrirán a las 8.00 de la mañana y funcionarán ocho horas continuas, o hasta que el último votante sufrague.

El voto en Bolivia es obligatorio. Tras votar, los electores reciben un certificado de sufragio necesario para trámites posteriores. Para garantizar transparencia, el Tribunal Supremo Electoral activará el Sistema de Resultados Preliminares con información en tiempo real.

El Sirepre ya fue probado en los nueve tribunales departamentales con simulacros previos al desarrollo de los comicios generales.

Un total de 14 misiones internacionales supervisan la votación. Destacan las de la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos.

Cinco delegaciones nacionales también participan en la observación, asegurando que el proceso cumpla normas legales y constitucionales. Desde el jueves rige el silencio electoral y, desde el viernes, el “auto de buen gobierno” que prohíbe reuniones y consumo de alcohol.

El domingo estará prohibida la circulación de vehículos sin autorización del órgano electoral en todo el territorio boliviano. La jornada electoral podría marcar un cambio histórico en Bolivia tras dos décadas de poder concentrado en el Movimiento al Socialismo.

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