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Personas sentadas en una sala de espera de un aeropuerto con un letrero de "Madrid Duty Free" visible.
POLÍTICA

La avalancha de menores que llegan a Barajas dispara el caos migratorio en España

Cifras récord de llegadas desbordan centros de acogida y enfrentan al Gobierno con la Comunidad de Madrid

España enfrenta un creciente desafío migratorio en 2024 en una crisis que no solo afecta las costas de Canarias. Se extiende a un punto crítico menos mediático pero igual de alarmante: el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.

Este año, el aeropuerto madrileño se ha consolidado como la vía principal de entrada irregular de menores extranjeros no acompañados (menas). Razón por la que las alarmas se han disparado en la Comunidad de Madrid y poniendo en jaque a las autoridades.

Desde principios de año, miles de inmigrantes han llegado al territorio español, pero la magnitud del problema en Barajas ha sido particularmente significativa.

Según datos oficiales, enero marcó un récord con 274 menas ingresando a través del aeropuerto. Este pico desbordó los recursos de acogida de la Comunidad de Madrid, que gestiona los centros destinados a estos menores.

Ana Dávila, consejera de Familia y Asuntos Sociales, solicitó medidas urgentes al Ministerio del Interior, ante la falta de capacidad para gestionar estas llegadas.

Un flujo migratorio desbordado

Aunque las autoridades nacionales implementaron algunas acciones en mayo, estas solo lograron un alivio temporal.

El verano trajo un nuevo incremento. En julio llegaron 231 menores y en agosto otros 200, provocando una saturación sin precedentes en los centros de acogida.

Este aumento elevó el gasto anual del gobierno regional a 48 millones de euros, destinados a manutención y adecuación de instalaciones.

Una persona con camiseta amarilla está de pie frente a una puerta de hierro abierta en un entorno arbolado.

Pese a los esfuerzos, la tranquilidad duró poco. En octubre, un nuevo flujo desde Egipto disparó las cifras, con 351 menores ingresados en el sistema de protección infantil.

De ellos, 224 utilizaron Barajas como puerta de entrada, y 140 tienen nacionalidad egipcia. Esta tendencia llevó al Ministerio del Interior a imponer visados de tránsito también a Egipto. Una medida que se espera reduzca las llegadas, aunque los resultados aún están por verse.

Barajas: símbolo del caos migratorio

El impacto de esta crisis en Barajas es palpable. Las salas de espera para menores se encuentran desbordadas. Los profesionales encargados de atender a estos niños no dan abasto y los centros de primera acogida están al límite.

Fuentes de Jupol han advertido que otros países del norte de África podrían convertirse en nuevos puntos de origen. Algo que complicaría aún más la situación.

El gobierno regional, liderado por Isabel Díaz Ayuso, ha criticado duramente la gestión de la crisis por parte del Ejecutivo central.

Desde la Comunidad de Madrid exigen mayores recursos y colaboración estatal para abordar lo que consideran una crisis humanitaria y de seguridad.

Personas descansando en el suelo de un aeropuerto junto a una pared blanca y una fila de ventanas.

Las consecuencias políticas y sociales

El fenómeno migratorio en Barajas no solo supone un desafío logístico, sino que también ha generado tensiones políticas.

Ayuso ha señalado directamente al Gobierno de Pedro Sánchez, acusándolo de negligencia en la gestión de las fronteras.

Desde Moncloa, sin embargo, insisten en que las medidas adoptadas han sido eficaces, aunque reconocen la necesidad de coordinar esfuerzos a largo plazo.

Mientras tanto, la llegada de menores no acompañados sigue generando debates en torno a los sistemas de acogida y la integración.

La saturación de recursos en la Comunidad de Madrid, junto con la falta de soluciones estructurales, hace de Barajas un símbolo del desbordamiento migratorio.

Si las medidas actuales no logran contener el flujo, el aeropuerto madrileño podría seguir siendo el epicentro de un problema. Un problema que no solo pone a prueba la capacidad de gestión del Gobierno, sino también el equilibrio social y político del país.

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