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pollo carvajal y zapatero
OPINIÓN

Zapatero, Venezuela y el hedor del narcotráfico

La opinión de Javier García Isac de hoy, lunes 22 de septiembre de 2025

José Luis Rodríguez Zapatero pasará a la historia de España no por sus logros, sino por haber sido el presidente que abrió las puertas al sectarismo, al enfrentamiento civil y al blanqueamiento de regímenes criminales. El mismo que pactó con los herederos de ETA, que arruinó la economía nacional y que, una vez desalojado de la Moncloa, encontró su lugar natural: al calor de la dictadura chavista y de los negocios turbios con Venezuela.

Hoy, su nombre vuelve a estar en el centro de todas las sospechas. No lo dicen voces marginales ni conspiranoicos de barra de bar, lo dicen los informes que circulan en Washington, lo dicen fuentes judiciales y lo dicen las filtraciones que apuntan a que Estados Unidos estudia prohibirle la entrada en su territorio. ¿La razón? Su vinculación con la trama de hidrocarburos y sus relaciones peligrosas con el narcoestado venezolano.

Los audios y la “amiga Delcy”

No hay que rebuscar demasiado. En audios difundidos, el propio Zapatero se refiere a Delcy Rodríguez como “mi amiga Delcy”. La misma Delcy Rodríguez que aterrizó de madrugada en Barajas con maletas cuya procedencia y contenido siguen siendo un misterio de Estado. La misma Delcy que fue recibida por José Luis Ábalos, hombre de confianza de Pedro Sánchez, en un episodio que se trató de ocultar con excusas y mentiras, y que solo el escándalo del COVID-19 logró tapar.

Zapatero nunca ha escondido su cercanía con el régimen venezolano. Se pasea por Caracas como por su casa, ejerce de supuesto “mediador” en la crisis del país, mientras su intervención sólo ha servido para legitimar a Maduro, dar oxígeno a un dictador repudiado por la comunidad internacional y abrir vías de negocio donde las sospechas sobre el blanqueo de capitales y la trama de hidrocarburos son cada vez más sólidas.

El “Pollo” Carvajal y la DEA

El caso adquiere mayor gravedad con la extradición a Estados Unidos de Hugo “el Pollo” Carvajal, el antiguo jefe de la inteligencia venezolana, quien ya está colaborando con la justicia norteamericana y con la DEA. Carvajal no es un cualquiera: sabe cómo funciona la maquinaria del narcoestado, conoce a sus socios internacionales y dispone de documentos y pruebas. Y entre los nombres que podrían salir a relucir, el de José Luis Rodríguez Zapatero se repite una y otra vez.

Lo que podría parecer una simple sospecha, adquiere cuerpo cuando se sabe que Carvajal está dispuesto a tirar de la manta para rebajar su condena. Y todo apunta a que Zapatero, junto a otros personajes de la órbita socialista y empresarial española, tendría mucho que explicar sobre los negocios turbios con el petróleo venezolano, con las conexiones financieras y con las redes de corrupción que llegan hasta Europa. El “pollo” Carvajal no quiere acabar como el panameño “cara de piña” Noriega.

La sombra de Koldo y la trama Ábalos

No es casualidad que el nombre de Koldo García, el hombre de las maletas del PSOE y protagonista de la trama Ábalos, aparezca de nuevo. Dos meses después de estallar el escándalo que le situaba en el epicentro de la corrupción socialista, se reunió con la mismísima Delcy Rodríguez. ¿Casualidad? ¿Negocios paralelos? ¿Órdenes directas de instancias superiores? Todo huele a podrido.

Que Zapatero, Ábalos, Koldo y el entorno venezolano estén conectados por hilos invisibles no sorprende a nadie. Lo sorprendente es que la justicia española siga mirando hacia otro lado, mientras son los tribunales norteamericanos y las agencias de inteligencia de Estados Unidos los que parecen dispuestos a actuar.

El retiro dorado en Las Rozas

Y mientras todo esto ocurre, Zapatero acaba de mudarse a una mansión en Las Rozas valorada en más de dos millones de euros. Una vivienda blindada, con un despliegue de seguridad inaudito en la zona, ordenado por el ministro Marlaska y ejecutado por la Guardia Civil. Un dispositivo que deja desprotegidos a los vecinos, obligados a soportar las consecuencias del capricho de un expresidente que se pasea con la arrogancia del impune.

¿De dónde sale ese dinero? ¿Qué justificación puede dar un político profesional, que nunca trabajó en la empresa privada, para sostener semejante nivel de vida? La respuesta está en Caracas, en los negocios con la petrolera estatal venezolana, en los favores prestados a un régimen que paga generosamente a quienes le sirven de correa de transmisión en Europa.

El futuro judicial de Zapatero

La confesión del “Pollo” Carvajal puede ser letal. Si se confirman sus declaraciones y se demuestran los vínculos entre Zapatero y la trama de hidrocarburos y narcotráfico, el futuro del expresidente podría escribirse en clave judicial. Y lo paradójico es que quizá no sea la justicia española —atada y bien atada por el PSOE— quien le siente en el banquillo, sino la justicia norteamericana, que no suele temblar a la hora de actuar contra quienes colaboran con dictaduras y narcoestados.

Zapatero es el símbolo perfecto de lo que significa el socialismo en España: corrupción, traición y decadencia. Fue presidente por “accidente”, dejó España al borde del abismo y hoy sigue conspirando desde la sombra, protegiendo a Sánchez y a su régimen. La sombra de Zapatero es alargada, pero quizá no eterna.

Los tentáculos de Venezuela, el narcotráfico y la corrupción llegan demasiado lejos, y la paciencia internacional parece agotarse. Si Estados Unidos decide finalmente prohibirle la entrada, estaremos ante un hecho sin precedentes: un expresidente español señalado por sus vínculos con un régimen criminal.

España no merece este oprobio. Zapatero sí.

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