
Torre-Pacheco: la criminalización de VOX y la cobardía del Gobierno
Porque sí, lo que ha ocurrido en Torre-Pacheco no es una excepción, sino la consecuencia lógica de una política de inmigración suicida, de años de abandono institucional
España vive días oscuros. No por lo que sucede en Torre-Pacheco, sino por la manipulación infame que desde el Gobierno, el Ministerio del Interior y la prensa amiga del sanchismo se está perpetrando contra los españoles decentes que se atreven a denunciar la verdad. Porque sí, lo que ha ocurrido en Torre-Pacheco no es una excepción, sino la consecuencia lógica de una política de inmigración suicida, de años de abandono institucional y de la cobardía criminal de quienes están llamados a proteger a los ciudadanos, pero han decidido convertirse en sus verdugos.
Torre-Pacheco, Murcia. Un municipio con un 30% de población extranjera, donde los delitos cometidos por personas de origen magrebí no son una anécdota, sino una estadística abrumadora: el 98% de los delitos, según datos que los medios no quieren publicar, son obra de personas que no han venido a integrarse, sino a imponer su ley. Jóvenes inmigrantes ilegales, magrebíes, que no conocen límites ni respeto, y que actúan con total impunidad porque saben que el Estado ya no protege a los suyos, sino a los invasores.
Ante esta situación, los vecinos —cansados de agresiones, de robos, de vandalismo y de la constante sensación de estar abandonados— reaccionan. No con violencia gratuita, no con racismo, sino con la legítima defensa de su seguridad, su dignidad y su patria. ¿Y cuál es la respuesta del Gobierno? ¿Investigar los hechos? ¿Reforzar la seguridad? ¿Asumir la responsabilidad de años de dejación? No. El indigno ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se apresura a señalar culpables: VOX, Santiago Abascal, y los vecinos. Porque para este Gobierno, para esta izquierda podrida hasta el tuétano, la verdad no importa. Solo importa mantener el relato.
Marlaska: el verdadero responsable
Marlaska, ese juez que un día se disfrazó de independiente para ahora convertirse en títere obediente del sanchismo, debería responder ante los españoles por su negligencia. ¿Dónde estaba el ministerio del Interior cuando se denunciaron hace años los problemas crecientes en Torre-Pacheco? ¿Dónde estaba el Estado cuando las mafias de tráfico de personas convirtieron esta localidad en un foco de tensión social? ¿Dónde estaba Marlaska cuando se dispararon las cifras de delitos y la convivencia se hizo imposible?
La respuesta es simple: mirando hacia otro lado. Porque el Gobierno prefiere proteger a quien incumple la ley antes que a quien la respeta. Porque la izquierda prefiere comprar el voto de la inmigración ilegal antes que defender la soberanía nacional. Porque en su delirio ideológico, el sanchismo ha convertido a los españoles en ciudadanos de segunda, y a los inmigrantes ilegales en intocables.
Criminalizar a VOX: el plan ya estaba escrito
Lo sucedido en Torre-Pacheco, y lo que sigue sucediendo, ha servido de excusa para activar un plan largamente diseñado: la criminalización de VOX. Santiago Abascal y su partido están cada vez más cerca de romper el techo del 20% en intención de voto. Son la única voz que se alza contra la invasión migratoria, contra el racismo anti-español, contra la claudicación del Estado. Y eso es intolerable para quienes viven del pesebre público, para quienes han hecho de la mentira su única forma de gobierno.
Por eso, la estrategia es clara: señalar a VOX como responsable de la violencia que ellos mismos han provocado por su incompetencia. ¿Y quiénes son sus cómplices? Los tertulianos de salón, los periodistas paniaguados, los feladores mediáticos del régimen, que llevan años tapando la corrupción del PSOE y ahora se rasgan las vestiduras hablando de racismo y fascismo. Ellos, que blanquearon a Bildu. Ellos, que aplauden a Otegui. Ellos, que miran para otro lado cuando un menor marroquí agrede, roba o viola. Ellos, que ahora acusan a los españoles de defenderse.
La gran mentira del “odio al migrante”
Como si se tratara de una estrategia orquestada —y permítanme que exprese mi sospecha—, las redes se han llenado de mensajes incendiarios supuestamente racistas. ¿Quién está detrás? ¿De verdad alguien cree que VOX, que ha denunciado una y otra vez la inmigración ilegal desde el respeto a la ley y el orden, va a incitar al odio racial? ¿O estamos ante una nueva operación de las cloacas del Estado, al servicio de Interior, para justificar futuras ilegalizaciones?
Porque el objetivo está claro: desviar la atención de los escándalos de corrupción que acorralan al Gobierno, y poner el foco sobre una supuesta “ola de odio” contra los inmigrantes. Una cortina de humo diseñada para tapar las miserias del régimen, para reactivar a una izquierda desmovilizada y para justificar un nuevo paso en la estrategia de persecución al adversario político: ilegalizar a VOX.
El verdadero racismo: contra los españoles
La izquierda repite como un mantra que España sufre un problema de racismo. Y tienen razón, pero no como ellos dicen. El racismo que hoy sufren los españoles es un racismo institucional, un racismo estructural, un racismo político: se discrimina al español que exige seguridad, que pide orden, que quiere vivir en paz. Se le llama xenófobo, fascista, ultra. Se le señala, se le persigue, se le criminaliza. Mientras tanto, al extranjero ilegal se le otorgan derechos, privilegios, ayudas, viviendas, y hasta impunidad penal.
Eso es lo que pasa en Torre-Pacheco. Y eso es lo que puede pasar mañana en cualquier otro pueblo o ciudad de España. Porque el problema no es solo Torre-Pacheco: es todo un modelo de Estado podrido, entregado a intereses ajenos, que ha declarado la guerra a la nación.
Basta de terrorismo informativo
La prensa del régimen está practicando un terrorismo informativo de manual. Cada noticia, cada titular, cada tertulia está diseñada no para informar, sino para moldear una realidad artificial donde las víctimas se convierten en verdugos y los culpables en mártires. El mensaje es claro: si denuncias la inseguridad, eres racista. Si pides orden, eres fascista. Si votas a VOX, eres sospechoso.
Pues bien, frente a esta intoxicación, solo cabe una respuesta: más VOX, más verdad, más España. Porque no vamos a callar. Porque no vamos a ceder. Porque lo que está en juego no es un partido ni unas siglas, sino el derecho de los españoles a vivir seguros en su tierra, sin miedo, sin mentiras y sin que les impongan una convivencia imposible.
Frente al abandono del Estado, la complicidad de los medios y la cobardía de los políticos, solo queda la resistencia de una España que no se rinde. Y esa España tiene nombre y voz: VOX.
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