
Sumar: el “florero limpio” que sostiene al capo de los corruptos
La opinión de Javier García Isac de hoy, jueves 10 de julio de 2025
Dice la conocida líder de Sumar que está “muy preocupada” con la corrupción. Que no se puede consentir, que ella y su secta son la “parte limpia” del Gobierno mientras el PSOE se hunde en la ciénaga de su propia putrefacción. Lo dice sin rubor, con esa sonrisa que simula moderación, ante Carlos Alsina, que le pregunta si Sánchez le ha mentido alguna vez. “Nunca me ha mentido”, responde, mientras finge dignidad. Ridículo.
Más ridículo aún que el personaje que interpretaba Mariano Ozores, porque al menos aquel nos hacía reír, mientras estos nos arruinan. Porque esa supuesta “parte limpia” se ha convertido en el blanqueador oficial del capo de la corrupción en España: Pedro Sánchez. Quien mantiene a Tezanos en el CIS para seguir vendiendo el humo de que “todo puede ser un montaje”, mientras su partido se descompone entre maletas de Delcy, mordidas de Koldo y redes de corrupción tejidas por su propia mano derecha, Santos Cerdán, hoy durmiendo en prisión.
Sumar habla mucho de corrupción, pero no abandona al gobierno corrupto. Se llenan la boca de “feminismo”, “progreso” y “transparencia”, pero se agarran al sillón con el mismo fervor que sus predecesores podemitas, de quienes salieron huyendo para montar otra secta. Una secta que, aunque presume de no haber metido mano en la caja, ha tenido fundadores tanto de PODEMOS como de SUMAR, como Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón, ambos acusados de delitos sexuales de los que la izquierda mediática no quiere hablar, porque “la manada” está bien si es roja.
Y ahí siguen, con la lengua de trapo, como si todo esto no fuera con ellos. Sin dignidad, sin credibilidad, sin valentía. Porque Yolanda Díaz y su corte de burócratas sabrán mucho de gestos y de frases huecas, pero no tienen un solo principio. Les importa la corrupción solo cuando les sirve para engordar un titular contra la derecha. Cuando se trata de su socio, se callan, sonríen y aplauden. Porque no tienen donde ir. Porque fuera del gobierno no son nada, y lo saben.
Mientras Sánchez anuncia una “batería de medidas contra la corrupción” (¡el capo de los corruptos hablando de corrupción!), Sumar hace de palmero, finge sorpresa y se pone la etiqueta de “parte limpia”. Pero se queda. Se traga la corrupción, los escándalos de Begoña Gómez, las maletas de Delcy, las mordidas de Koldo y las comisiones de Ábalos. Se tragan los ataques a los jueces, la censura, las agresiones a periodistas, el asalto al Tribunal Constitucional y la ley de amnistía. Se lo tragan todo con tal de seguir en la poltrona, chupando presupuesto, contratando asesores y viviendo del cuento mientras el país se hunde.
Porque Sumar no es “la parte limpia” del gobierno: es el quitamanchas que utiliza el PSOE para disimular su podredumbre. Son cómplices, no víctimas. Son corresponsables de cada acto de corrupción, de cada ataque a las instituciones y de cada atropello a las libertades que se está produciendo en esta España secuestrada por el sanchismo.
Ahora, que se avecina la debacle electoral, Yolanda Díaz y su tropa deambulan como pollos sin cabeza, sin discurso, sin liderazgo, sin horizonte. Lo único que les queda es el miedo a perder la silla. El PSOE se hunde y Sumar se hundirá con él, porque su único proyecto era apuntalar al tirano con tal de rascar migajas de poder.
Cuando llegue la hora de rendir cuentas, cuando el Titanic socialista termine de hundirse, nadie se acordará de Sumar. Porque los palmeros pasan, pero la indignidad queda. Y estos, que se decían limpios, se mancharon hasta el fondo por no atreverse a decir basta al capo de los corruptos.
No nos vengan ahora con que “la corrupción preocupa”. Si de verdad les preocupara, habrían roto con Sánchez hace mucho. Pero no lo harán. Porque no tienen donde ir. Porque son la comparsa del sanchismo. Porque sin el poder, son nada.
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