Silencio militar, corporativismo infame y un juramento

El militar es una persona que desde muy temprana edad y de forma voluntaria decidió ponerse a disposición del más alto servicio a la patria, ofreciendo su vida y hasta la última gota de su sangre si fuera necesario, jurando defenderla de todo enemigo y quedando sellado el mismo en acto solemne, donde sus labios fueron el lacre y la bandera de España el sello.

Ante el desastre y la destrucción que han supuesto las riadas de Valencia, a raíz de las cuales aún pasarán muchos meses hasta que toda la zona afectada deje de asemejarse a una zona de guerra debido a la devastación que las lluvias torrenciales han producido,debemos de dar respuestas como sociedad a unas clamorosas y ensordecedoras preguntas que no debemos de obviar, olvidar, ni soslayar, tras el habitual y virtual telón de aceroque nos impone la clase política con la ya manida y anestésica táctica de la superposición de escándalos, y que con denodado empeño, insiste en ocultarnos la verdadera trascendencia de la gravedad de los hechos.

La clase política únicamente vela por sí misma y el mantenimiento de sus cuotas de poder. El gobierno actual no es otra cosa más que mercaderes comerciando con el alma del pueblo español, donde sólo buscan su enriquecimiento y poco o nada les importa si la mercancía, que somos nosotros, sufre, pasa hambre, tiene sueño o está dañada. Ellos únicamente buscan un mejor precio político con el que aumentar o conservar su poder. Así ha quedado patente con su inhibición en la gestión de la catástrofe de Valencia, haciendo emerger la desesperación del pueblo, que en la necesidad se ha descubierto traicionado; situación que en su fugaz visita a Paiporta los valencianos le hicieron saber.

Ante esta situación, la historia pone de manifiesto en innumerables ocasiones que cuando los que ostentan el poder son unos personajes embebidos y enajenados por la codicia, la avaricia y el narcisismo, dan lugar a dirigentes autócratas enloquecidos, totalitarios y otras clases de dictadores. En algunos casos, aquellos llegaron hasta autoproclamarse dioses, tal es el resultado de la enajenada psicopatía que produce el poder en personas que no albergan la virtud ni el mérito para ostentar tan alta dignidad.

Muchos habrán visto cómo, ante situaciones sancionables, se castigaba ejemplarizantemente al de abajo y un corporativismo rancio protegía y ocultaba al de arriba ante un mismo hecho. Cuanto más pesado sea el galón de su portador, ante situaciones embarazosas o incluso punibles, más férreamente se cerrarán las filas del corporativismo.

Hay hechos que se intentan ocultar tras ese telónpor intereses políticos y los militares o policías,testigos de ellos, disciplinadamente en unos casos, o temerosos por el castigoen otros, tapan con su silencio. Las previsiones dantescas que arrojaron los balances iniciales de la tragedia valenciana resultaron inasumibles por un arruinado gobierno central, sin liquidez para hacer frente a la catástrofe y teniendo en cuenta los eventos que la agenda europea imponía en relación a la candidatura de la exministra María Teresa Rivera a uno de los puestos más relevantes de la Unión Europea. Entonces sucedió algo sorprendente, las cifras se congelaron ipso facto, el gobierno ajustó parámetros, y de una cifra inicial de bastante más de mil desaparecidos, se pasó a unos escasos centenares y nadie se despeinó.

Rivera, aun siendo la máxima responsable ante lo sucedido en Valencia, sorprendentemente consiguió eludir tangencialmente el asunto y finalmente fuecolocada en la vicepresidencia de la Comisión de la Unión Europea, nada menos. Ya nadie habla de ello, pero los muertos siguen muertos y los desaparecidos ídem.

Los políticos corrompidos sienten que poseen dominio absoluto sobre la población. Enfermizamente sienten que las personas y los medios que el pueblo ha puesto bajo su gestión les pertenecen y que pueden disponer de ellos a voluntad sin tener que dar explicaciones a nadie, craso error. La historia ha puesto en su sitio a estos dañinos personajes en multitud de ocasiones, esta vez no será diferente; la gravedad de los hechos lo requiere y además urge.

Aquel juramento que hicimos quedó sellado con el fin de proteger al pueblo español; para defender lo que somos ante cualquier amenaza o enemigo, no para proteger al político, dirigente, comandante o general que deja tirado en el frío barro al compatriota necesitado; no para que conserven sus privilegios y las respectivas cuotas de poder estos políticos abyectos y proyecto de tiranos, todos ellos vacíos de la esencia de lo que representa su cargo.

Compañeros esta es la lucha, tened el valor de cumplir vuestro juramento que, de seguro todo militar siempre recordará y que quedó sellado por la bandera y vuestros labios. Este es el momento en el que el valor del sacrificio os requiere, pero no temáis, porque cuando lo hagáis, al igual que el militar y las FCSE protegen a su pueblo, éste también os dará calor y cobijo, porque lucháis por España, por susgentes necesitadas; y no hay mayor honor ni grandeza que proteger al débil y desvalido haciendo frente al tirano opresor que pervierte vuestro compromiso para ocultar la infamia y el latrocinio.

Militares, miembros de la UME, guardia civil, policía nacional, cuerpo de médicos forenses y civiles implicados; hablad y difundid la verdad, esta es la hora de cumplir vuestro juramento y no de mantenerun corporativosilencio militar.