
Se apaga una luz del pop español, pero nos deja un cielo entero
Descansa en paz, Manolo y, por favor, cantemos contigo
Hoy, 26 de agosto de 2025, España despide a Manuel de la Calva, la mitad luminosa del Dúo Dinámico, quien falleció en Madrid a los 88 años víctima de una fibrosis pulmonar. Su pérdida resuena como el eco de una canción inocente y pura, de esas que no aspiraban a cambiar el mundo, solo a hacer palpitar el corazón y a arrancar sonrisas sinceras.
Ramón Arcusa, su compañero de siempre, lo llamó: “mi amigo del alma, más que hermano, compañero de cien aventuras y de mil canciones” . Y añadió: “No lloréis por él, no le gustaría. Cantad con él en esta despedida”. Nos deja ese último mensaje: que celebremos su vida con lo que mejor sabía: una melodía.
Una voz que marcó una época
Desde aquel inolvidable 28 de diciembre de 1958, cuando Manuel y Ramón, dos delineantes de Elizalde S.A., sorprendieron cantando White Christmas en la fiesta de Navidad y nacieron en la radio como “The Dynamic Boys”, aunque el locutor los rebautizó como Dúo Dinámico. Así comenzó la historia de uno de los primeros fenómenos de fans en España: caritas en cromos, portadas de revistas, postales que volaban como meteoros juveniles. En pocos años, nos regalaron joyas como Quince años tiene mi amor, Perdóname, Quisiera ser, Esos ojitos negros, Amor de verano, Mari Carmen… un torrente de canciones que embellecieron los años sesenta.
Como compositores, su pluma fue imparable: firmaron La, la, la, con la que Massiel ganó Eurovisión 1968; y más tarde temas para Julio Iglesias como Soy un truhán, soy un señor o Me olvidé de vivir.
Una España que no era en blanco y negro
Es inevitable evocar aquellos años —los sesenta de la juventud de nuestros padres y la infancia de muchos, de los primeros amores, la inocencia, la unidad— y recordar que no todo era gris como algunos pretenden. En esa España que llamaron “en blanco y negro”, no porque lo fuera, sino por la estética de la televisión y el cine, había sonrisas, adolescencia compartida, una música sin pretensiones más que la de alegrar. No había divisiones profundas entre nosotros; lo que primaba era un sentido de comunidad, de aspirar a lo sencillo: crecer, salir, bailar en un baile de pueblo y soñar. Manuel de la Calva fue parte fundamental de esa banda sonora.
El Dúo Dinámico no alimentaba disputas políticas, sino el deseo genuino de divertir. Eran optimistas, vitales. En las palabras de Arcusa resuena ese espíritu: Manuel “fue el alma del Dúo, siempre alegre, optimista, positivo”. Hoy lo despedimos sin luto trágico: mejor con una canción, con la nostalgia que acaricia y no lástima.
Un homenaje a la música y a sus protagonistas
Hoy, más allá de la pena, celebremos una época, un estilo: esa España que abría las ventanas para escuchar música en la radio, que se reconocía entre giras, cromos y discos de vinilo. Una época en que la cultura no era arena de confrontaciones, sino cauce de sueños compartidos.
Manuel de la Calva se va físicamente, pero queda su legado: más de seis décadas de canciones, una complicidad de voces, una historia colectiva que se convirtió en patrimonio sentimental. Cuando alguien tararee Resistiré o Quisiera ser, no solo evocará un pasado; evocará esa capacidad de ser felices sin más razón que estar juntos, compartir, ser heterodoxos en su sencillez. Porque —repite conmigo: no era España gris— era una España feliz que quería cantar.
Descansa en paz, Manolo. Y, por favor, cantemos contigo.
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