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Pedro Sánchez en el congreso riéndose de todo el mundo
OPINIÓN

Montoro cortina de humo, Sánchez líder de ruina y titiriteros, escuderos de corrupción

La opinión de Javier García Isac de hoy, martes 29 de julio de 2025

El sanchismo es una maquinaria perfectamente engrasada para la mentira, la manipulación y la corrupción. No hay día que no nos sorprendan con un nuevo ejercicio de propaganda o una nueva maniobra de distracción. El último episodio tiene nombre propio: Cristóbal Montoro. Aquel ministro de Hacienda del Partido Popular, responsable de muchas traiciones fiscales y políticas, ha sido imputado siete años después de abandonar el cargo. Y no lo dudemos ni un segundo: la utilización política de este caso no es casualidad, ni responde al súbito despertar de la justicia, sino que forma parte del engranaje sanchista para intentar blanquear su propia podredumbre.

El Gobierno más corrupto de la historia reciente de España necesita desviar la atención. Y para ello ha rescatado del cajón a Montoro, en un caso que ya fue archivado y que curiosamente ahora se reactiva sin una sola filtración, sin ruido mediático, sin escándalo alguno, salvo cuando interesa al PSOE. Este "y tú más" no busca justicia, sino fabricar una falsa equidistancia entre la corrupción sistémica del PSOE y los casos puntuales del PP, que no son pocos. Pero que nadie se engañe: la corrupción del PSOE no es coyuntural, es estructural. Va desde la cúpula del poder, con Pedro Sánchez y su esposa Begoña Gómez, hasta el último ayuntamiento donde haya una red clientelar tejida con fondos públicos.

Y mientras se desata esta operación de humo mediático, Pedro Sánchez hace lo que mejor sabe: huir. Ha vuelto a embarcarse en una nueva gira internacional, tan inútil como costosa, para seguir construyendo su figura como referente de la izquierda más bolivariana y miserable de Iberoamérica. En esta ocasión, le hemos visto reunirse con Gabriel Boric, el presidente chileno que ha hundido a su país en el caos, la inseguridad y la ruina más profunda. Ese es el espejo en el que se mira Sánchez, no el de los grandes estadistas europeos ni el de los aliados históricos de Occidente. Sánchez quiere ser el referente del socialismo fracasado, del populismo de miseria, del anti-Trumpismo infantil y posmoderno.

Lejos de preocuparse por los escándalos judiciales que salpican a su esposa, su hermano, sus ministros y sus hombres de confianza como Ábalos, Santos Cerdán o Koldo, Sánchez busca construir un relato heroico y externo, una figura artificial de “líder internacional” que solo cuela entre los medios comprados y los progres de salón. El problema no es que huya, el problema es que lo hace con dinero público y dejando un país sumido en el más absoluto caos.

Y si ya teníamos bastante con la puesta en escena de Montoro y la gira de Sánchez, se nos añade ahora un nuevo capítulo del esperpento: el manifiesto de apoyo a Sánchez firmado por titiriteros, músicos, actores y dinosaurios de la ceja. Unos personajes que, sin ningún pudor, cierran filas con la corrupción y se autoproclaman guardianes de la “democracia” mientras se enriquecen a costa de los impuestos de todos los españoles.

¿Quiénes son? Pues los de siempre: Pedro Almodóvar, los Bardem, Víctor Manuel, Ana Belén, Serrat, los que no hacen una película sin subvención ni llenan un teatro sin que lo pague el contribuyente. Algunos ex ministros socialistas y mucho sindicalista come gambas. Viven en su burbuja ideológica y económica, mientras la mayoría de los españoles no llega a fin de mes. Para ellos, Sánchez no es un corrupto, es un mecenas. No es un mentiroso, es su pagador. No es un traidor a España, es su protector. Y por eso lo defienden.

No es un manifiesto de apoyo a la democracia ni a la cultura, es un manifiesto de apoyo a la corrupción, al clientelismo y a la degeneración moral de la izquierda española. Ninguno de los firmantes ha pedido investigar las tramas de Koldo, las comisiones millonarias durante la pandemia, los contratos adjudicados a amigos y familiares de Begoña Gómez, las subvenciones cruzadas y los nombramientos a dedo. Callan, aplauden y se benefician.

Lo verdaderamente repugnante es que pretenden erigirse en referentes éticos y culturales, cuando no son más que cómplices de un régimen corrupto que se sostiene gracias al silencio comprado y al entretenimiento subvencionado. La cultura no puede ser una correa de transmisión del poder, pero eso es exactamente en lo que la han convertido.

El sanchismo necesita artistas obedientes, medios domesticados, fiscales serviles y una oposición neutralizada. Ese es su modelo de país. Y mientras el ciudadano de a pie paga más impuestos, sufre la inflación, la inseguridad y la decadencia generalizada, los amiguetes del poder viven a cuerpo de rey.

España no necesita ni más Sanchez, ni más Boric, ni más Almodóvar. España necesita limpieza, justicia, libertad y verdad. Y eso solo será posible cuando pongamos fin al régimen de la mentira, de la propaganda y de los titiriteros al servicio del poder.

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